El peligro del autoritarismo

Rafael Correa

En un juego competitivo como la política ecuatoriana (al menos así la ven la mayor parte de personas, en medio de su revanchismo y resentimiento socioeconómico), cada jugador debe intentar destruir o al menos inutilizar a los demás. Quizá este aserto nos permita entender las intenciones de un Presidente que, aun antes de instalado, ha empezado a causar polémica, reprimir a los periodistas e inquietar a la opinión pública.

El nuevo Presidente tiene al Congreso en su contra. En consecuencia, su estrategia ideal es polarizar el conflicto, con lo cual crea una plataforma de opinión pública que justifique una potencial disolución del mismo y la convocatoria a Asamblea Constituyente.

Así, matará dos pájaros de un tiro: se deshará de su principal obstáculo y podrá inducir una Constitución casi a su medida -siempre y cuando conserve el (frágil) apoyo popular hasta ese momento.

No esperemos, pues, actitudes conciliadoras de Correa hacia el Congreso: serían, para él, la más riesgosa de las opciones. No esperemos que negocie; en realidad esa nunca fue su intención. Y tiene lógica; pues, en una negociación, llevaría las de perder -dadas sus declaradas intenciones de cambiarlo prácticamente todo.

Lo que sí podemos esperar es que, por un lado, lleve las cosas a un punto de quiebre insoslayable mientras, por el otro, culpa al Congreso y a “los poderes de siempre” del “choque de trenes”.

Pero tendrá poco más de seis meses para ello, hasta que su capital político se agote, la gente empiece a hacerse preguntas y los medios -que ya han empezado a sospechar- se decidan a confrontarlo.

Así, si Correa logra, en este período de gracia, fomentar un conflicto irresoluble con el Congreso, puede alcanzar a convocar una Asamblea Constituyente -e, incluso, hacerse tácita y hábilmente con el control de los tres Poderes del Estado. De lo contrario, puede que el tiro le salga por la culata y que sea él, y no los diputados, quien haya de hacer mutis.

Lo anterior supone, desde luego, un cierto ceteris paribus; esto es, una permanencia de las actuales condiciones económicas y sociales, la más importante de las cuales es el precio del petróleo. Si éste llega a bajar significativamente, el Presidente tendrá preocupaciones mucho más urgentes que atender: el gasto corriente de un Estado gigante y corrupto -y que, a juzgar por las intenciones de Correa, se volverá todavía más glotón.

Esta variable incontrolable puede mover el fiel de la balanza de un momento a otro. Con los maestros, los médicos y los funcionarios pendientes del pago de su sueldo, con un Estado paternalista y empobrecido, pocos Presidentes logran mantener el tipo y seguir convocando a las masas.

Este análisis, sumamente grueso, deja de lado factores económicos y políticos sin duda relevantes. Por ejemplo, la postura de jugadores “ocultos” como el Tribunal Supremo Electoral, a quien el Presidente debería encargar la tarea de redactar y ejecutar la Consulta Popular para iniciar la Asamblea Constituyente. O, más que ninguno, el Tribunal Constitucional, que podría impugnar según qué propuestas o mecanismos de elección o posesión de la Asamblea.

Sin embargo, nos puede dar una pista de las intenciones del actual Presidente.

Y preocuparnos en grado sumo.

3 thoughts on “El peligro del autoritarismo

  1. Daniel Mancero says:

    Esteban!
    Voy a cometer una sapada fea, pero en vista de tener poco tiempo y no encontrar el link correspondiente, dejaré un comentario aquí, sobre el ensayo del juego del conocimiento, que, sinceramente, me fascina… literal.
    Pues he estado con algún tiempo (recién volví al trabajo y al internet el lunes pasado), por lo que empecé a leer ciertas cosas ¨nuevas¨ (entre estas, Deleuze)… Y sí, me cuesta mucho entender sus frases, y cuando las entiendo, la ¨fascinación¨que se genera es totalmente lingüística… Y al leer tu ensayo, pues me he dado más cuenta (es decir, y mejor dicho, me ¨aseguré¨, en la medida de lo posible), sobre la idea de la ambigüedad del lenguaje, y del psicoanálisis (y de los métodos de pedagogía… ¿Schelling?)… pues sí…

    ¿No es, a la final, determinable el hecho de que la semiótica, ¨per se¨, nos permite ¨jugar¨ entre acepciones, y que tal juego, por su naturaleza lúdica, es trampeable?…
    Me puse a pensar (ayer que un amigo me pedía ayuda ¨psicológica¨, cosa que me atrae y me hace sentir indefenso e ïnútil¨) en los capítulos de psicoanálisis que tuve (y no los que leí, sino los que viví como paciente, es decir, como ¨analizado¨)… Y, yendo a los orígenes de las ¨ bases¨del psicoanalista para comentar ¨l oque te pasa es que…¨, se me ocurrió pensar en las fábulas… en suposiciones que suenan muy lógicas y de manera bonita…
    Deleuze habla de ¨deconstruir¨, a partir de la abolición del sistema dialéctico, pues la negación no construye nada… y, para construir, ser realmente ¨positivistas¨, etc, debemos basarnos en la diferenciación (y no negación)… al comparar, sacamos el tiempo del juego, pero el tiempo ES el juego (así lo leí yo, después de muchas pasadas, y, ojalá, sea la forma más provechosa y sana de ver lo que el tipo, que atomrentadísimo terminó matándose, planteaba)… pero sí… full bla bla para medio asemejarse a algo de Nietzsche, quedando como un todosapiencial. Y los mismo con Freud (que como escritor siempre será de mis favoritos!)… pues con el complejo de Edipo, las fijaciones (ya ya se habló de su pansexualismo), se puede ¨curar¨ lingüísticamente TODO!
    Llegué a concluir (cosa que es vana y momentánea) que el psicoanálisis que he conocido, llega a re-contarte lo que has dicho, como paciente, con frases bonitas, y un orden ¨lógico¨(eso sí, lingüísticamente), para darle sentido a tus problemas, quedar límpidamente libre de pecado y ser víctima (¿será por la fascinación del pobrecito en nuestro país?)…
    En todo caso, creo que el lenguaje nos deja fantasear de manera peligrosamente ¨lógica¨… Eco lo demuestra en un jueguito (que hace en el péndulo de Focault)… no me acuerdo bien, pero llega a conectar salchicha con Platón, y resulta lógico…
    Y escribir también es un ¨peligro¨… porque, tal vez, hecho el inspirado, puedo empezar a hablar pestes (razón por la que quemé todos mis ensayos todos…) por lo lógico que llegue a parecer algo…
    Y tampoco tengo conclusión… Según el Tao, todo lo que es ¨nombrable¨, todo lo que tiene un nombre, es ¨ilusión¨ (más o menos cerca, entre algunas traducciones)… y es eso! el problema es que ¨vemos¨en símbolos (obviamente)… percibimos y codificamos ¨mal¨… (codificar está mal, si queremos conservar la autenticidad)… entonces, creo, no somos autenti-fílicos (¨deleuziano¨, porque al pana le encantaba inventar nuevos términos…entonces para hacerme el bacán un ratito) por la misma naturaleza de la percepción… y es eso… Toca resignarnos a saber que la libertad está en entregarnos a algo, porque es una ilusión también, y con tal entrega, vivimos la ilusión (que es necesidad…)
    Eso.
    espero saber pronto de tí!
    Daniel

  2. que mas!
    que alegria verte por aqui! las sapadas son bienvenidas (algunas), jaja

    Bueno, lo que le paso a Deleuze me parece bastante facil de explicar (y tambien lo que le paso a Foucault, y a Nietzsche, y a tantos otros). Es un caso de “garbage in, garbage out”. Si llenas tu cabeza de ideas confusas, vagas, “inexplicables”, “inefables”, si te rehúsas a seguir la disciplina del pensamiento que enseña la filosofía, terminarás envuelto en ellas. Tus intentos de esclarecerlas sólo conseguirán confundirte más -como la mosca que al agitarse para librarse de la telaraña sólo se pega a ella con más fuerza. Y así, cada sucesivo texto será más abstruso, más extraño, más lleno de neologismos, propuestas revolucionarias y grandilocuentes -pero vacías de contenido.

    La idea de que la razón no “crea” nada, desde luego, no es nueva. Es antiquísima; se deriva de Sócrates y su “daimon”, que nunca intervenía para sugerirle nada -sólo para indicarle un error. Hume y Kant la formalizaron, y Wittgenstein terminó de redondearla. Deleuze no ha hecho más que expresarla en términos que no se prestan a ninguna reflexión posible.

    Porque la función de la razón no es creativa, y se equivocan los que eso piensan; la razón es inherentemente negativa. No sirve para construir nada -para eso está la imaginación; sólo sirve para separar lo viable de lo imposible en esas construcciones. Todo el malentendido deleuziano se resuelve a partir de este descubrimiento inglés (no francés, desde luego; desde DEscartes, los franceses se comprometieron con la idea de la razón creadora).

    eso…… ya hablamos prontoo
    E>

  3. “Así, si Correa logra, en este período de gracia, fomentar un conflicto irresoluble con el Congreso, puede alcanzar a convocar una Asamblea Constituyente -e, incluso, hacerse tácita y hábilmente con el control de los tres Poderes del Estado.”

    A día de hoy, esta parte de la profecía se ha cumplido sin lugar a dudas.

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