EMDR y la pluma de Dumbo

(Nota: véanse los comentarios para la actualización de este tema).

El protagonista de la película de 1941 Dumbo, el Elefante Volador es un pequeño y dulce elefante que nace con orejas gigantescas y es despreciado -hasta que descubre que, gracias a sus orejas, puede volar.

Bueno, no es exactamente así. Nosotros, los espectadores, sabemos que la fuente de su poder son sus orejas; pero Dumbo (cuya confianza en sí mismo es muy frágil; a fin de cuentas, todo el mundo se ríe de él) no se lo puede creer. Un bondadoso ratón, Timoteo, resuelve el conflicto dándole una “pluma mágica” y diciéndole: “mientras la tengas contigo, ¡podrás volar!”

Estoy seguro de que Timoteo, como el genial psicólogo que era (todos los ratones lo son; sólo pensemos en cuánto le enseñaron a B. F. Skinner y sus colegas), se sabía de cabo a rabo el concepto de “respuesta placebo“. Pues eso es la pluma: una “receta” que no tiene ninguna influencia sobre el problema pero que suscita una mejoría debido a que el paciente se fía de ella.

Placebo y responsabilidad
Podría parecer que el “efecto placebo” es indiscutiblemente benéfico. Pero el director de Dumbo (y la psicología) son conscientes de que tiene sus costos. Para empezar, el uso del placebo puede evitar que el paciente reciba un tratamiento verdaderamente eficaz.

Pero hay una implicación más onerosa -porque es más soterrada: el placebo reduce (o redistribuye) la responsabilidad de la persona sobre sí misma. Como Dumbo, quien usa placebos deposita en ellos un poder o capacidad que, en esencia, proviene de sí mismo. De ahí que, a corto plazo, el placebo funcione -y Dumbo pueda volar. Mas, cuando la pluma desaparece, la persona ha de enfrentarse nuevamente a su dolencia -y Dumbo a su creencia de que no sirve para nada.

Por eso es tan brillante el personaje de Dumbo: porque es un niño que consigue crecer plantando cara a su miedo más terrible -el miedo a “caer”, a no ser nadie, a no valer la pena. La escena en que descubre que no es la pluma sino él quien vuela es también el punto de inflexión de su vida. Segundos antes, era aún un niño -asustado, tímido, dependiente; ahora, es casi un adulto, plenamente consciente de sus poderes y limitaciones. Pues crecer implica, entre otras cosas, asumir progresivamente la responsabilidad sobre la propia vida en diversos ámbitos y ocasiones.

EMDR: la “penicilina” de la psicología
El título no es mío; proviene de esta página, que compara la invención de la Eye Movement Desensitization and Reprocessing (EMDR) con el descubrimiento de la penicilina. Singular despropósito que traiciona la nula credibilidad de la información que allí encontramos. (Por desgracia, esta exageración casi megalómana no parece la excepción sino la regla, a juzgar por la cantidad de volantes, afiches y mensajes de propaganda de la EMDR que he podido ver).

La EMDR fue inventada (¿o descubierta?) por Francine Shapiro. Según la leyenda, Shapiro gustaba de pasear por el parque para dar vueltas a sus problemas. Un buen día, reparó en que, mientras lo hacía, miraba alternativamente a izquierda y derecha sin fijar su vista en nada en concreto; y que eso contribuía a calmar su ansiedad. Consciente de la singular importancia de esta aparente nadería, procedió a ponerla a prueba con sus pacientes: les hacía recordar o revivir escenas traumáticas mientras miraban su dedo, que movía rítmicamente de lado a lado. ¡Y los pacientes mejoraban! (O eso dice ella; la evidencia no es nada concluyente). La “explicación” de Shapiro fue que el movimiento ocular estimula alternativamente los dos lados del cerebro y que esto, a su vez, favorece el “reprocesamiento” de los “recuerdos traumáticos”.

Como suele ocurrir, Shapiro procedió a adquirir los derechos de la “tecnología de reprocesamiento” y a crear un sistema de enseñanza. Sólo quienes lo siguen están “autorizados” a practicar esta terapia (lo cual recuerda a la “imposición de manos” de la Iglesia Católica, al psicoanálisis ortodoxo y a la Cientología); y deben firmar un acuerdo en el que prometen no enseñar la técnica a otra persona por su propia cuenta. Todo lo cual va en contra del libre acceso a la información que es consustancial a la ética científica, pero permite generar un negocio rentabilísimo mediante “franquicias” de enseñanza (que, por su parte, proclaman la eficacia de la EMDR con bombo y platillo).

Los adeptos a la EMDR se la creen a pies juntillas; forman un grupo selecto y convencido de la eficacia de su terapia. Lo curioso es que los estudios controlados no han demostrado fehacientemente que la EMDR sea más eficaz que cualquier otra forma de terapia -o, de hecho, que la ausencia de cualquier terapia.

La “penicilina”, en disputa
No hay que sorprenderse; ciertamente, es sumamente difícil diseñar y poner en marcha un experimento para demostrar la eficacia de cualquier psicoterapia. Pero hay detalles que arrojan una duda razonable sobre las pretensiones casi megalómanas de algunos defensores de la EMDR.

En concreto, que la aplicación de la técnica a personas ciegas o sordas “demostró” que no hace falta el “movimiento ocular” para alcanzar los éxitos de la EMDR tradicional. Se pueden usar sonidos o toques en el cuerpo, siempre y cuando (se supone) alternen rítmicamente de lado a lado. De ahí que Shapiro la haya rebautizado de “Terapia de Reprocesamiento”.

En este punto, una de dos. O bien, en efecto, el movimiento ocular no es más que una instancia de un fenómeno más general, la activación rítmica de los dos hemisferios cerebrales, que también puede provocarse mediante otros “canales sensoriales” (y ésta es la explicación de Shapiro); o bien los toques, ruidos y dedos que se mueven son simplemente la Pluma de Dumbo.

¿”Reprocesamiento”?
No queda nada clara la manera en que “la activación rítmica de los dos hemisferios cerebrales” podría contribuir a “reprocesar” los recuerdos “traumáticos”. Para ser rigurosos, tampoco queda claro en qué consiste dicho “reprocesamiento”; y sobre la idea del “trauma”, tan querida por el psicoanálisis freudiano, la teoría cognitiva la ha desmentido exhaustivamente.

Para que una hipótesis como la del “reprocesamiento de los hemisferios” tenga sentido no basta con enunciarla; es fundamental inquirir en su mecanismo causal. La cháchara sobre “activación rítmica de los hemisferios” no basta; se necesita una hipótesis enunciada con suficiente precisión y rigor como para ser puesta a prueba mediante estudios del cerebro. (Aquí hay unas cuantas).

EMDR y exposición al estímulo
Muchos críticos han señalado que la EMDR es muy parecida a una técnica tradicional de la terapia cognitivo-conductual: la exposición, que consiste en hacer que la persona afronte, imaginaria o realmente, las situaciones que le producen temor o ansiedad. “Se trata de la tradicional exposición más el movimiento de los dedos”, dicen.

Esta idea no parece muy correcta. La exposición precisa que la persona se mantenga imaginando ininterrumpidamente y sin distracciones la situación ansiógena por un buen rato (no menos de 25 minutos), para que su sistema nervioso “decondicione” la respuesta de ansiedad. La EMDR, por el contrario, requiere que la persona pase de imaginar o recordar la escena a prestar atención a los dedos, toques o ruidos y de nuevo a la escena, y así sucesivamente. Si el principio de la EMDR fuera la exposición, esta forma de actuar tendería a empeorar, y no mejorar, los síntomas. (Para una exposición de cómo se realiza la EMDR, véase aquí).

EMDR y “flujo de consciencia”
No. Si a algo se asemeja la EMDR, es a una “técnica” que Michael Mahoney bautizó de “flujo de consciencia” -pero que existe desde el amanecer del mundo con nombres como “meditación vipassana” o “contemplación”.

El término “vipassana” es singularmente exacto, pues significa “ver con claridad”, “ver las cosas como son en realidad” o “discernir y diferenciar”. “Flujo de consciencia” es el nombre que William James le dio al acto de, sencillamente, prestar atención irrestricta e ilimitada a la sucesión de experiencias (pensamientos, recuerdos, imágenes, sensaciones…) que acaecen en la mente en un momento dado, sin interrumpirlas ni reconducirlas. Por último, “fantaseo” es la variedad de flujo de consciencia que experimentamos día tras día mientras realizamos actividades mecánicas que no requieren nuestra total atención (conducir, cocinar, planchar, ver televisión, etc.); se caracteriza por no ser irrestricto -pero tampoco profundo.

Olvidado hasta hace no mucho, el “flujo de consciencia” ha vuelto por sus fueros a la psicología, la neurociencia y la ciencia cognitiva. Hay algunas razones; ante todo, que todo el mundo lo experimenta varias veces al día; que en el flujo de consciencia la “mente” se despega de la entrada sensorial para seguir sus propios patrones de asociación; y que la meditación vipassana (aquí llamada “mindfulness“) parece producir efectos benéficos -relajación, distanciamiento de los problemas, etc.

Dificultad y efectos del flujo de consciencia
Cualquiera puede atestiguar que el “flujo de consciencia” puede ser peligroso y dar lugar a resultados inesperados y espectaculares. Basta con que lo intente. Tómese una media hora de tiempo libre, vaya a una habitación donde nada ni nadie lo distraiga, recuéstese o siéntese, cierre los ojos (si quiere) y deje su mente en libertad. Limítese a ver qué imágenes o ideas surgen en ella, hacia dónde conduce, sin interrumpirla ni desviarla. Verá lo difícil que es.

Estamos habituados a recorrer un camino bien delimitado y seguro cada vez que pensamos y a reaccionar con un firme “¡no!” cuando nuestra cabeza, ocasionalmente, nos lanza recuerdos o escenas incómodas (molestas, tristes, vergonzosas). “¡No! ¡Yo no puedo estar pensando eso! ¡Yo no soy así!” -suele ser nuestra respuesta automática. Inhibirla trae consigo un costo difícil de afrontar.

Porque sí, en efecto, sí que eres así; sí que piensas en violencia, sexo, muerte, en todo lo horrible y repugnante, en tus momentos más aciagos y terribles -aquellos que has tratado de olvidar o ignorar toda la vida. Cuando sueltas el timón de tu mente ésta se ve atraída casi inexorablemente por los remolinos -casi nunca por las zonas de calma.

Las reacciones inmediatas a este descubrimiento, a la consciencia inescapable de cómo es tu mente y de qué tiende a fanteasear, suelen ser poderosas y dramáticas. El estado de ánimo cambia de repente: ira, dolor, tristeza, ansiedad, asco, se suceden vertiginosamente sin solución de continuidad. Las personas tienen espasmos, se agitan o lloran, se levantan o cubren la cara con las manos. Pueden desmayarse, sudar, tener náusea, hiperventilar… Toda una plétora de eventos que, si la persona no ha sido advertida y el terapeuta no está preparado y no confía en su propia competencia, pueden volverse desastrosos.

La pluma de Dumbo
Esta última frase nos da la pista de lo que la EMDR hace -y una posible explicación de su éxito. El flujo de consciencia es medicina peligrosa pero potentísima; es lo más cercano que existe a la experiencia directa de nosotros mismos y genera cambios sumamente abstractos en la manera en que abordamos la vida. Es, pues, harto eficaz -una vez que se consigue trascender el inmenso dolor inicial. (El Libro Tibetano de los Muertos es, entre otras cosas, una crónica metafórica de este mismo proceso: cada vez que el “muerto” observa algo terrorífico, el libro le dice: “no temas, no huyas; recuerda que todo eso ha sido creado por tu mente, y conseguirás liberarte”).

La EMDR es flujo de consciencia más la pluma de Dumbo. Al ofrecer una conducta sencilla e intrascendente (ver los dedos moviéndose, escuchar ruidos a cada lado, etc.) y convertirla en el centro de la terapia, en el foco de la eficacia, terapeuta y paciente depositan la responsabilidad en un placebo -y se liberan de la ansiedad concomitante; lo cual los pone en la mejor posición para sumergirse en las procelosas aguas de la mente del último. El “principio activo” no son los dedos, los toques ni nada de eso; es la sencillez de ver cómo eres, del ceder el control de la consciencia. Pero los toques y los ruidos tranquilizan al paciente -y, sobre todo, al terapeuta.

(Es decir, una vez más, la técnica sirve para acallar el miedo).

La pluma de Dumbo, pues.

Sólo resta por saber cuánto tiempo tardará la psicología en constatar que es Dumbo, y no la pluma, quien consigue volar; y en devolverle la responsabilidad al terapeuta y a la persona -y quitársela a unos dedos oscilando en el aire, unos zumbidos a derecha e izquierda.

27 thoughts on “EMDR y la pluma de Dumbo

  1. Santiago Jácome says:

    RESPUESTA A EMDR y la pluma de Dumbo

    Dr. Esteban Laso
    Distinguido colega:

    Ha llegado a nuestro conocimiento su artículo EMDR y la pluma de Dumbo en su blog personal, y dado que emite algunas afirmaciones inexactas basadas en información incompleta que desprestigian a nuestro modelo de trabajo, y a nuestra labor como terapeutas EMDR me dirijo a usted, en mi calidad de entrenador para el Ecuador del EMDR Institute y EMDR Ibero América, para realizar algunas aclaraciones al respecto del mencionado artículo que espero sean acogidas como un aporte para comprender mejor que es EMDR.
    En primer lugar le formularía a usted cinco preguntas:
    ¿Cuántas sesiones de EMDR ha realizado usted y con cuantos pacientes?
    ¿Ha recibido usted un entrenamiento formal en EMDR?
    ¿Ha recibido usted al menos una sesión de EMDR?
    ¿Ha visto alguna vez una sesión de EMDR?
    ¿Cuántos estudios científicos conoce usted sobre EMDR o solamente ha leído un libro y unos cuantos artículos tomados de dudosas fuentes del Internet para formarse su opinión sobre EMDR?
    Personalmente yo no me atrevería a comentar o criticar algo que no conozco lo suficiente.
    ¿La evidencia no es nada concluyente?
    Su afirmación de que la evidencia es nada concluyente y “que los estudios controlados no han demostrado fehacientemente que “la” EMDR sea más eficaz que cualquier otra forma de terapia -o, de hecho, que la ausencia de cualquier terapia”.es solo una opinión suya sustentada en su falta de información, sus fuentes de información desactualizadas y/o su falta de formación en EMDR; si el EMDR funciona no depende de la opinión de una persona por docta y conocedora de otros campos de la psicología que sea, ni del entusiasmo a favor o en contra, sino de los estudios serios realizados con metodología científica, y supongo que usted coincidirá conmigo en este punto. En la pagina web http://www.emdr.com/efficacy.htm constan algunos de los innumerables estudios existentes y que han sido publicados en revistas científicas serias. EMDR es un tratamiento aceptado por numerosas instituciones y organizaciones de salud mental de varios países del mundo tales como: el Israelí National Council for Mental Health, Clinical Division of the American Psychological Association, Northern Ireland Department of Health, Social Services and Public Safety, US Department of Veterans Affairs & Department of Defense, Dutch National Steering Committee Guidelines Mental Health Care, International Society for Traumatic Stress Studies New Cork, French National Institute of Health and Medical Research , United Kingdom Department of Health.
    ¿Esto no es concluyente? Entonces, ¿sería concluyente si existieran estudios clínicos realizados al azar? (Randomized Clinical Trials). Pues existen, de lo que conozco al menos 18 estudios científicos publicados en revistas serias como el Journal of Traumatic Stress, Journal of Clinical Psychology, Journal of Clinical Psychology Clinical Psychology and Psychotherapy, Psychotherapy, International Journal of Stress Management, Bulletin of the Menninger Clinic, Journal of Aggression, Maltreatment, and Trauma , Journal of Consulting and Clinical Psychology, Journal of Behavior Therapy & Experimental Psychiatry, ,Journal of Anxiety Disorders, Journal of Brief Therapy, Traumatology-e (solo se mencionan revistas de psicología, pues existen otros estudios publicados en revistas de investigación en trabajo social dado que fueron estudios sobre abuso sexual y sus repercusiones sociales).
    ¿Tampoco esto es concluyente?, talvez sería concluyente si existieran estudios de metanálisis?, metanaálisis es un complejo análisis estadístico que se hace de varios estudios. Sobre EMDR conozco al menos 4 estudios de metaanálisis que concluyen sobre su eficacia y que han sido publicados en revistas científicas como el American Journal of Psychiatry, Journal of Consulting and Clinical Psychology, Journal of Clinical Psychology y la revista Clinical Psychology and Psychotherapy
    Y si esto todavía no es concluyente, entonces talvez harían falta estudios fisiológicos (niveles de cortisol, por ejemplo), o neurobiológicos realizados con equipos como un tomñógrafo axial compurtarizado, SPECT, etc. Aunque estos estudios son muy costosos existen hasta ahora al menos 5 o 6:

    Lamprecht, F., Kohnke, C., Lempa, W., Sack, M., Matzke, M., & Munte, T. (2004). Event-related potentials and EMDR treatment of post-traumatic stress disorder. Neuroscience Research, 49, 267-272.

    Lansing, K., Amen, D.G., Hanks, C. & Rudy, L. (in press). High resolution brain SPECT imaging and EMDR in police officers with PTSD. Journal of Neuropsychiatry and Clinical Neurosciences.

    Levin, P., Lazrove, S., & van der Kolk, B. A. (1999). What psychological testing and neuroimaging tell us about the treatment of posttraumatic stress disorder (PTSD) by eye movement desensitization and reprocessing (EMDR). Journal of Anxiety Disorders, 13, 159-172.

    van der Kolk, B., Burbridge, J., & Suzuki, J. (1997). The psychobiology of traumatic memory: Clinical implications of neuroimaging studies. Annals of the New York Academy of Sciences, 821, 99-113.

    Heber , Kellner y Yehuda (2002) y Wilson, Silver, Covi y Foster (1996) reportaron cambios en los niveles de cortisol en el tratamiento con EMDR de pacientes con PTSD
    EMDR ya está reconocido en las International Treatment Guidelines de la American Psychiatric Association desde el año 2004 (Practice Guideline for the Treatment of Patients with Acute Stress Disorder and Posttraumatic Stress Disorder. Arlington, VA: American Psychiatric Association Practice Guidelines) En este documento EMDR tiene el mismo estatus que la CBT como un tratamiento efectivo para disminuir los síntomas de PTSD agudo y crónico.
    Y también tiene el reconocimiento de la Clinical Division of the American Psychological Association – APA, (Chambless, D.L. et al. (1998). Update of empirically validated therapies, II. The Clinical Psychologist, 51, 3-16.) Cabe mencionar que la APA rara vez aprueba o desaprueba una terapia, la APA reconoce a las terapias y reconoce a EMDR como una forma de terapia. La APA actualmente incluso ofrece créditos (CE) a psicólogos que quieran aprender EMDR.
    EMDR también consta en el website del Therapy Advisor del National Institute of Mental Health -NIMH (2004): http://www.therapyadvisor.com (listing empirically supported methods for a variety of disorders. EMDR is one of three treatments listed for PTSD.)
    Las fuentes por usted citadas que se refieren a EMDR como una terapia controversial no comprobada corresponden a reportes entre 1990 y el año 2000, algunas escritas por estudiantes de psicología o tomadas de fuentes dudosas, contradictorias y desactualizadas como wikipedia, el skeptic dictionary (que últimamente ya acepta que si existen estudios controlados, que no se necesita probar si EMDR es efectivo en TEPT, y que la duda es si el movimiento ocular es o no esencial, y luego se contradice) o quackwatch (que concluye que sería prematuro sacar cualquier conclusión definitiva sobre su efectividad). Simultáneamente a esas críticas se desarrollaban nuevos estudios más rigurosos, y a partir del año 2000 existen numerosas investigaciones que han ido despejando las dudas iniciales.
    Cabe mencionar además que en aquella época no pasaban de 1000 clínicos entrenados en EMDR, en la actualidad se han sobrepasado los 20.000.
    ¿Que también funcionen los toques o la estimulación auditiva desacredita a EMDR?
    Sin embargo, la misma doctora Shapiro menciona que es incuestionable la necesidad de que se realicen más estudios y más rigurosos, lo que no podría ser de otra manera para un terapeuta e investigador serio. Y precisamente por ello EMDR es un modelo en evolución, del descubrimiento original de la Dra. Shapiro que originalmente fue EMD, (desensibilización por movimientos oculares) luego ha ido evolucionando, la Dra. Shapiro ha dicho que fue un error denominarlo así (ya se sabe y se enseña desde hace más de una década que se puede utilizar no solo el movimiento ocular sino otros tipos de estimulación bilateral: acústica o táctil), pero el nombre de EMDR ha sido tan difundido que es bastante difícil cambiarlo. Lamentablemente este detalle provoca confusión en algunos que usan este argumento para desacreditar el EMDR y que creen que usar otras formas de estimulación no es EMDR, o al menos EMDR clásico o “tradicional”.
    Los movimientos oculares ¿son solo un efecto placebo?

    Da la impresión en su artículo que mover los ojos no tendría ningún efecto en la neurofisiología de la persona. Nuevamente esto no depende de lo que usted o yo creamos sino de los estudios científicos existentes. Hay al menos 8 investigaciones realizadas por científicos norteamericanos, británicos y suecos que han encontrado un efecto directo entre arousal emocional, imágenes vívidas, flexibilidad atencional, asociaciones de memoria y el movimiento ocular (Andrade, J., Kavanagh, D., & Baddeley, A., 1997; Barrowcliff, A.L., Gray, N.S., Freeman, T.C.A., & MacCulloch, M.J., 2004; Barrowcliff, A.L., Gray, N.S., MacCulloch, S., Freeman, T. C.A., & MacCulloch, M.J., 2003; Christman, S. D., Garvey, K. J., Propper, R. E., & Phaneuf, K. A. , 2003; Kavanagh, D. J., Freese, S., Andrade, J., & May, J. , 2001; Kuiken, D., Bears, M., Miall, D., & Smith, L., 2001-2002; Sharpley, C. F. Montgomery, I. M., & Scalzo, L. A. , 1996; Van den Hout, M., Muris, P., Salemink, E., & Kindt, M., 2001.
    Los neurooptometristas saben que los movimientos oculares activan el reflejo oculocardiaco (OCR) el cual directamente activa el nervio vago, el sistema nervioso parasimpático y disminuye el latido cardiaco. Esto explicaría el rol de los movimientos oculares en la relajación corporal, sensación de seguridad durante la fase de desensibilización del EMDR disminuyendo el nivel de perturbación subjetiva. (D. Grand) Los movimientos oculares disminuyen la intensidad de los recuerdos visuales y las emociones asociadas (Kavanaugh et al. 2001, van den Holt, 2001)
    Tal vez en un futuro se aísle y descubra cual componente de EMDR (porque son varios) es el que más incide en el tratamiento, y cuales son los efectos específicos del movimiento ocular, y solo ahí sabremos si la estimulación bilateral debe seguirse utilizando o no, pero mientras ello no ocurra lo recomendable es utilizar todos los aspectos del modelo EMDR para lograr el máximo beneficio al paciente.

    Considero que una vez aclarado el tema principal es decir que EMDR SI es un enfoque científicamente comprobado puedo referirme a otros aspectos tal vez más secundarios pero que también requieren ser puntualizados.

    El entusiamo, el azar y el descrédito
    Todo enfoque psicoterapéutico tiene sus seguidores unos más entusiastas que otros, quienes se adhieren a un modelo desde luego pensaran que es el mejor, pero eso no significa que sea un despropósito, o un delirio de grandeza. ¿Afirmar que es una terapia adelantada, nueva, altamente efectiva la invalida automáticamente? Por otra parte, parece disgustar a muchos el descubrimiento azaroso de Francine Shapiro, sin embargo la mayoría de grandes descubrimientos en la ciencia sucedieron de la misma forma: al azar: la síntesis de la urea (que nadie pensaba que podía ser realizada en un laboratorio), la batería de corriente eléctrica (por un error de Galvani por el cual hasta tuvo que dejar la universidad), los rayos x, la vulcanización, la dinamita, el fonógrafo, la litografía, y también la penicilina, y quizá por ello Shapiro hace la comparación con su descubrimiento que a usted le parece odiosa pero que no hace otra cosa que demostrar que ella fue más observadora que el resto de psicólogos.
    En su artículo aparece la portada del libro EMDR The breakthrugh therapy, este texto hasta donde conozco no es precisamente un libro orientado a un publico profesional con lenguaje técnico, sino un libro de información para gente común escrito con un lenguaje accesible a quienes no conocen de psicología y neurobiología.
    El problema con EMDR no radica en la falta de evidencia sino en la “parálisis paradigmática” de sus detractores que no pueden admitir nuevos paradigmas en la psicología, tal como sucedió hace muchos años con los relojeros suizos que despreciaron la introducción de un paradigma electrónico, que iba en contra de su tradición de fabricar relojes mecánicos, y que casi los hace quebrar favoreciendo a los relojeros japoneses que si supieron acoger las nuevas ideas.
    Trauma y reprocesamiento
    Si nos preguntamos como la activación rítmica de los dos hemisferios cerebrales podría contribuir a “reprocesar” los recuerdos traumáticos, debemos tener en cuenta en primer lugar que EMDR no es solo movimientos oculares, es un procedimiento complejo que sigue un protocolo que comprende varios componentes además de la estimulación bilateral como la atención dual, las conexiones entre diferentes componentes de los recuerdos, asociación libre, no directividad, acceso continuo a memorias, descarga de recuerdos traumáticos, focalización en los tres blancos temporales, etc.
    Sobre los términos procesamiento y trauma, procesar no es otra cosa que someter algo a un proceso de transformación, de cambio. Quien ha vivido una sesión de EMDR sabe que se procesan eventos, que se van transformando en sus componentes ideativos, emocionales, sensoriales. La concepción del trauma y su procesamiento, no debe ser confundida con la visión psicoanalítica ni con cualquier “cháchara” como usted dice, el trauma es una respuesta bio-psico-social que se manifiesta por: hipervigilancia, hiper-arousal, embotamiento, pensamientos intrusivos, flashbacks, evitación, trastornos del sueño. Para explicarlo no nos basamos en el psicoanálisis ortodoxo sino que tenemos que acudir a la anatomía, neuroquímica y neuroimágenes, tenemos que estudiar al tálamo, las conexiones y la integración neuronales, comprender la biología del trauma. El trauma es un trastorno de integración que compromete a la memoria episódica, funciones somatosensoriales y emociones. Las estructuras anatómicas y funcionales que tienen que ver con ello son el hipocampo, la amígdala, el locus ceruleus, el tálamo, el córtex semántico. El trauma está además asociado con el aumento de neuroepinefrina y disminución de los niveles de cortisol.
    El “mecanismo causal”
    Todos los enfoques psicológicos y psicoterapéuticos se sustentan en hipótesis, usted cuestiona que “es fundamental inquirir en su mecanismo causal”, pregunto ¿acaso ya se conoce el mecanismo funcional de otras formas de psicoterapia? ¿alguien ya ha explicado adecuadamente como funciona la psicoterapia en general? ¿Acaso ya se han puesto a prueba mediante estudios del cerebro todos los mecanismos causales de la terapia cognitiva? Los tratamientos “bien sustentados” lo son solo por superioridad estadística, y los trastornos que pueden ser tratados son también poquísimos, no llegan a una docena, peor si pretendemos encontrar psicoterapias comprobadas por estudios del cerebro. La absoluta mayoría de terapeutas de los más diversos enfoques: sistémicos, logoterapia, gestalt, e incluso cognitivo conductual, utilizan sus métodos y técnicas sustentados en evidencia clínica, reportes de caso, reportes anecdóticos, y experiencia personal, y no porque ya se conozcan exhaustivamente los mecanismos neurobiológicos. En el campo de la psicoterapia existe todavía una carencia generalizada de estudios rigurosos pero ello no invalida la práctica, la investigación clínica no va al mismo paso que las demandas y exigencias de la práctica clínica diaria. Es comprensible que los mecanismos que explicarían el funcionamiento de EMDR solamente sean hipotéticos, usted mismo menciona que “es sumamente difícil diseñar y poner en marcha un experimento para demostrar la eficacia de cualquier psicoterapia”.
    Diferencias entre EMDR y terapia de exposición
    Coherente con mi falta de formación en terapia cognitivo conductual no me meteré a opinar sobre lo que no sé, pero si puedo citar lo siguiente que parece coincidir con su opinión de que EMDR no es igual a la terapia de exposición. Perkins y Rouanzonin (2002), y Rogers y Silver (2002) mencionan que en EMDR el paciente es brevemente expuesto a estímulos perturbadores lo que es muy diferente de la terapia de exposición que requiere que el paciente permanezca estimulado por largos periodos de tiempo, este distanciamiento del recuerdo traumático le daría al sujeto una sensación de control y de poder manejarlo. Por otra parte su descripción de lo que usted cree que es el procedimiento de EMDR es inexacto: ya que no es solo estimulación bilateral, tampoco se trata necesariamente de que el paciente imagine o recuerde una escena. En segundo lugar, si bien los estudios de Davidson y Parker (2001) , Van Etten y Taylor (1998) encontraron iguales beneficios en los efectos de EMDR y de la terapia de exposición, en términos de superar los síntomas, realizando un metanálisis de las investigaciones de Van Etten y Taylor (1998), y tomando los estudios de Ironson et al,(2002), Lee et al (2002, Power et al, se han demostrado que los efectos beneficiosos de EMDR pueden obtenerse en un tiempo de tratamiento menor y con menos tareas para la casa como es el caso de la terapia de exposición. EMDR tampoco tiene la desventaja de la exposición in vivo para determinadas fobias (De Jongh, Ten Broeke y Renssen, 1999).
    Por otra parte EMDR es una terapia integrativa que sintetiza aspectos de las mayores escuelas de la psicología (Norcross y Shapiro, 2002) por lo que no podría ser considerada como una terapia cognitiva.

    Flujo de consciencia y vipassana

    No se hasta que punto el vipassana sea lo mismo que mindfulness, “observar” “notar” la experiencia o simplemente “dejar que pase lo que tenga que pasar” o “dejar que surja lo que tenga que surgir”. Tampoco podría decir que tan profundo o superficial es…, y sí, tal vez pudiera ser algo peligroso y dar lugar a resultados inesperados y espectaculares, tal como usted lo afirma “si la persona no ha sido advertida y el terapeuta no está preparado y no confía en su propia competencia, pueden volverse desastrosos.” Esto no hace sino confirmar la validez de limitar el acceso a este conocimiento solo a profesionales de la psicología que reciban un adecuado entrenamiento en EMDR, cosa que usted también critica.
    Sin embargo EMDR propone la actitud de observar sin juzgar, similar al método recomendado por Teasdale (1999) y que sirve para facilitar el procesamiento terapéutico, y al contrario de lo que usted relata los pacientes que han recibido tratamiento con EMDR al “soltar el timón de la mente“ también suelen espontáneamente ir hacia las zonas de calma y sus recursos positivos.
    Hay un error al creer que para EMDR el centro de la terapia y el foco de la eficacia es solamente el movimiento de los ojos, los toques y los sonidos. Después parecería que es también el “flujo de consciencia”, sin embargo no se tiene en cuenta que existen otros componentes que podrían estar contribuyendo en el tratamiento: la atención dual, la relación con la fase REM del sueño, las conexiones entre diferentes componentes de los recuerdos (verbales, sentimientos, sensaciones) -sabemos que los recuerdos se almacenan en áreas diferentes de la corteza y el sistema límbico-, la asociación libre o no dirigida, el acceso continuo y la descarga de recuerdos traumáticos, el foco en los tres blancos temporales.
    El libre acceso a la información, derechos de autor, y ética

    Leyendo su artículo parecería que está muy mal que la Dra. Shapiro tenga los derechos de autor sobre su obra, este si sería un verdadero despropósito si tenemos en cuenta que usted mismo pone al final de su artículo: “Copyright © 2007 Esteban Laso”. Los Copyright o Derechos de autor son reconocidos en casi todas las legislaciones del mundo, existe incluso una Convención Universal de Copyright (UCC) desde 1952. Los derechos de propiedad se generan automáticamente por la creación de diversos tipos de obras y los copyright protegen los derechos e intereses de los creadores incluyendo las creaciones intelectuales. Los copyright incluso contemplan que no se pueda usar una imagen tomada de una obra con propósitos comerciales sin su consentimiento

    Lamentablemente en nuestro país está tan difundida la violación de los derechos de autor: se venden CDs de música y de programas informáticos, se fotocopian textos enteros sin reconocer un centavo a sus autores, se usan sin autorización imágenes (como las del libro en su blog) y como estamos tan acostumbrados nos parece lo más normal, y más bien se convierte en anormal, y al parecer, hasta antiético que un autor proteja su obra de la piratería. El derecho al libre acceso a la información no puede contraponerse a los derechos de autor, lo ético es más bien respetar los derechos intelectuales de los demás.

    Sin embargo, la recomendación de no enseñar EMDR a otros es de sentido común: no enseñarlo cuando uno no está capacitado para ello, y peor si no conoce suficientemente el modelo. Esta es una manera de garantizar un control de calidad. Usted puede tener razón en que este factor limita el libre acceso a la información, pero gracias a ello y a que se exige que el entrenamiento en EMDR solo pueda darse a profesionales en Salud Mental- porque se trata de un instrumento terapéutico que podría ser mal utilizado si cae en manos de empíricos- estamos garantizando, a diferencia de otros enfoques, que esta herramienta terapéutica sea empleada solo por profesionales de la psicología y la psicoterapia. ¿O usted piensa que se debe enseñar psicoterapia a cualquiera?

    Solo para ponerle dos ejemplos: vea usted los abusos que se cometen en muchos centros de tratamiento de adictos en nuestro país en los que ex farmacodependientes a medio rehabilitar autodenominados “terapistas vivenciales” cometen incontables barbaridades por usar psicoterapia sin tener una formación profesional; o la forma irresponsable en que se utilizan técnicas terapéuticas grupales en los denominados Large Awareness Training Programs dirigidos por legos en la psicoterapia, y que negocian con la manipulación de los sentimientos y deseos de los seres humanos. Por tal motivo, coincido con usted en que los “adeptos a la EMDR”, como usted dice, sí formamos un grupo selecto, pero desde el punto de vista de ser todos profesionales en la salud mental y tener una mentalidad abierta a nuevos paradigmas en la psicología.

    Rentabilidad y ayuda humanitaria

    No creo que esto sea incompatible, pero EMDR tampoco es un negocio “rentabílisimo” como usted lo afirma, creo que quienes nos dedicamos a la salud mental no tenemos como propósito convertirnos en millonarios, si tal fuera nuestra meta mejor nos hubiéramos dedicado a otros campos más rentables. Más nos mueve una búsqueda de nuevas formas más rápidas y efectivas para aliviar el sufrimiento de las personas. Los cursos de EMDR son más costosos que los cursos comunes, pero no son de ninguna manera comparables con los que se ofrecen en otros enfoques y que cuestan entre 1000 y 3000 dólares. A diferencia de otros cursos, que se dan en forma masiva y que solo consisten en las típicas charlas, el entrenamiento básico en EMDR consiste en instrucción académica, demostraciones en vivo y en vídeo realizadas por un entrenador (calificado), y práctica en grupos pequeños dirigidos por un facilitador para cada grupo de hasta 9 personas, obviamente este formato incide en un costo mayor del curso pero garantiza un aprendizaje más personalizado y más efectivo que dar una charla a 40 -50 personas que pagan $30-50 dólares y salen como entraron.

    Para que usted tenga una visión más completa los diferentes grupos y asociaciones de diferentes países tienen Programas de Ayuda Humanitaria, que han brindado entrenamientos gratuitos a profesionales de la salud mental y que han atendido, igualmente de manera gratuita a poblaciones que han sido victimas de catástrofes. Gracias al protocolo grupal e integrativo desarrollado por el Dr. Jarero y la Dra. Artigas, ambos entrenadores de EMDR México, y que ha tenido reconocimiento a nivel mundial, se han atendido a cientos de niños y familias victimas de desastres en varios países del mundo. Hasta donde conozco no existen otras asociaciones de terapeutas que cuenten con programas de ayuda humanitaria tan estructurados y formales como en EMDR.

    En nuestro país muchos de los clínicos entrenados no han pagado un centavo o han recibido descuentos importantes, porque lo que mueve a la filosofía del EMDR es ayudar a sanar los traumas de las personas y no el ganar dinero.
    Y quienes hemos podido pagar esos entrenamientos hemos aportado de esa manera para que otros terapeutas puedan aprender este modelo de tratamiento. Personalmente creo que quien puede pagar debe hacerlo por una cuestión de justicia, de solidaridad social, y porque la labor de los psicólogos debe ser adecuadamente reconocida y valorada.

    El trauma de Dumbo y el efecto placebo

    Finalmente me referiré al título central de su artículo. Puede ser cierto que “el uso del placebo puede evitar que el paciente reciba un tratamiento verdaderamente eficaz”, pero en determinados casos y circunstancias y depende de lo que consideremos un tratamiento eficaz, es decir del enfoque que tengamos y el propósito que busquemos. Usar un placebo no es necesariamente algo negativo: los placebos se utilizan en investigaciones sobre la eficacia de nuevos fármacos para evitar sesgos, para ayudar a pacientes con enfermedades incurables, y el efecto placebo puede estar relacionado con la liberación de endorfinas.
    En referencia a la historia de Dumbo podría concluir, como terapeuta EMDR, que no creo que el poder para volar esté ni en su pluma ni solo en sus orejas, sino en varios factores: el viento, el clima, la altitud, la aerodinamia, el movimiento bilateral de sus orejas, la motivación del ratón Timoteo y por supuesto la imaginación del autor de dicho cuento, quien nos revela un dato importante: su falta de confianza proviene de varios eventos traumáticos en su infancia en que fue objeto de las burlas de los demás.
    Usted menciona que “cuando la pluma desaparece, la persona ha de enfrentarse nuevamente a su dolencia -y Dumbo a su creencia de que no sirve para nada.”, pues parece que usted tampoco ha leído bien el cuento: Dumbo suelta la pluma y continúa volando, y la gente viene de todas partes para admirarlo y nadie se burló de él nunca más, por ello, aun en el caso de que el mover los ojos (que insisto es solo uno de los componentes del EMDR) fuera nada mas que un placebo ¿como se explica que los pacientes después de la sesión, cuando ya no mueven mas los ojos siguen mejorando y mantienen el cambio?
    Una paciente sobreviviente de abuso puso un comentario en un sito escéptico del Internet:”..puedo decir honestamente que mi paso adelante hacia una “normalidad razonable” empezó con mi tratamiento con EMDR hace dos años. Ahora estoy cercana a los 50 años con una nueva visión de la vida. Soy bióloga, formada en el método científico, y algunas cosas simplemente no vale la pena esperarlas. Estoy contenta de que mi terapeuta aprendiera emdr… quizá nunca se sepa si fue el EMDR o algo más, pero en mi caso mi actitud es “a quien le importa, funcionó. Tal vez la opinión de Dumbo sería algo parecida: “…y a quien le importa si fue la pluma, el ratón Timoteo, el ridículo sombrero, la charla con los cuervos o lo que fuera…. ahora ya puedo volar… “ Yo no dejaría de aliviar el sufrimiento de las personas hasta que la hipótesis tenga sentido, se conozca su mecanismo causal, y no exista duda alguna de que “está enunciada con suficiente precisión y rigor como para ser puesta a prueba mediante estudios del cerebro.”
    Usted no es el primero en ser escéptico, y creo que eso es algo sano y natural, pues la gran mayoría de los terapeutas entrenados en EMDR en un inicio fuimos algo o bastante escépticos hasta que lo comprobamos, en nosotros mismos y en los demás. Yo lo invitaría a hacer lo mismo: compruébelo usted mismo, no es suficiente leer un libro o unos artículos de Internet escritos por gente que nunca se ha entrenado, ni ha visto siquiera una sesión de EMDR. Le invito a asistir al próximo curso de entrenamiento y si usted descubre que no es cierto, que todas son patrañas, que solo es la pluma de Dumbo yo le devolvería su dinero.
    Respetuosamente,

    Santiago Jácome
    Psicólogo Clínico
    EMDR Trainer

  2. Estimado Colega:

    Agradezco su comentario, que puede conducir a una discusión muy interesante. Por su extensión, y en parte por su tono, me parece notar un cierto enfado. Antes de responder, pues, a cualquiera de sus inquietudes, me gustaría aclarar este punto; una discusión científica suele verse entorpecida por este tipo de emociones, y no me gustaría que fuera el caso.

    Como usted sabe, la ciencia avanza en base a la crítica argumentada. Cuando las emociones enturbian dichos argumentos, las discusiones devienen en defensas apasionadas de posiciones contrapuestas. Si podemos continuar la conversación sin enfado, santo y bueno; si no, preferiría evitarlo. Confío en que comprenderá esta inquietud.

    Quisiera saber, por otro lado, si usted está criticando los contenidos de mi texto, o el hecho de que haya emitido una opinión acerca de EMDR. Si lo primero, podemos hablarlo; si lo segundo, estará de acuerdo en que tengo derecho a opinar, al igual que usted y que cualquier persona.

    Con respecto a sus comentarios, quisiera resumir brevemente algunos puntos:

    – Sobre EMDR y su eficacia:
    1. Para empezar, el texto al que usted hace referencia fue escrito hace más de dos años, aunque fuera colocado en el sitio actual hace sólo uno; en el ínterin, he descubierto algunas cosas más acerca del tema, que mencionaré a continuación.
    2. En muchos contextos, los practicantes de EMDR la exponen como una terapia revolucionaria y de altísima eficacia. (Por ejemplo, en hojas promocionales que he visto repetidas veces en Quito, donde se afirma que “a partir de la instalación de recursos positivos ha sido utilizado con mucho éxito para promover el desempeño óptimo”, o que sirve para “manejo del dolor crónico”). Al hacerlo, establecen tácita o explícitamente una diferencia con el resto de terapias (como por ejemplo, la cognitivo conductual), que no se anuncian a sí mismas con tales pretensiones. La ciencia exige que el peso de la prueba recaiga sobre quien hace las afirmaciones, no sobre sus contendientes: por ende, son estos los estándares que las investigaciones deberían satisfacer, y no solamente los estándares de eficacia que el resto de terapias afirma poseer.
    3. Francine Shapiro afirmaba al principio de su práctica de EMDR (1989; Efficacy of the eye movement desensitization procedure in the treatment of traumatic memories. Journal of Traumatic Stress, 2, 199-223) que tenía una tasa de éxito en el tratamiento de memorias traumáticas ¡del 100% en una sola sesión! Aunque Shapiro ha reducido estas pretensiones con el tiempo, todavía en 2001 (Shapiro, F., & Forrest, M. S. EMDR: The breakthrough therapy for overcoming anxiety,stress,and trauma. New York: Basic Books), la llama “un tratamiento revolucionario” para la ansiedad y asevera que es más eficaz que el resto de tratamientos existentes.
    4. Si bien puede que la misma Shapiro haya suavizado sus pretensiones, la mayor parte de mecanismos promocionales de las formaciones EMDR no parecen haberlo hecho: por lo que he visto, siguen llamándola “terapia revolucionaria” y ofreciendo tasas de recuperación muy elevadas.
    5. En definitiva: EMDR debe demostrar que está a la altura de estas aseveraciones. No basta con señalar que su eficacia es comparable a la de (digamos) la terapia cognitivo-conductual, pues no es esto lo que afirman quienes la promocionan.

    6. Buena parte de la evidencia ofrecida para estas afirmaciones (y también la que usted ofrece al final de su mensaje) es meramente anecdótica. La evidencia anecdótica per se no es aceptable en un estudio científico, por razones que sería tedioso exponer (pero que pueden encontrarse en cualquier manual de investigación científica). Por ende, todos los éxitos que un terapeuta concreto experimente aplicando EMDR no se pueden admitir como evidencia en un debate científico: han ocurrido fuera de cualquier diseño experimental, control de variables intermediadoras o influyentes, comparación con otros grupos, etc. (El “a quién le importa, funcionó” es conmovedor, pero no científico).
    7. Ahora bien: en los últimos dos años, la evidencia con respecto a la eficacia de la EMDR se ha acrecentado notablemente. Lo que la evidencia parece señalar a este punto es: EMDR es un tratamiento eficaz para el PTSD y, quizá en menor medida, para los trastornos de ansiedad. Incluso los estudios con controles clínicos citados en el sitio oficial de EMDR tratan sobre este tipo de trastornos; no así los últimos, que se limitan a mencionar diversos trastornos que parecen haber mejorado con EMDR (pero fuera de cualquier estudio experimental riguroso).
    8. Estoy perfectamente al tanto de la eficacia de EMDR en PTSD; de hecho, he recomendado EMDR a algunas personas que me han preguntado cómo trabajar con sus escenas traumáticas. (Quién sabe: a lo mejor alguno de sus pacientes han llegado por esta vía).
    9. Entre señalar que la eficacia de EMDR es paralela a la de CBT en estrés postraumático, y hacer de ella un modelo terapéutico revolucionario y extraordinario, media una notable diferencia. Lo primero, estoy muy dispuesto a aceptarlo; lo segundo, habría que demostrarlo. Tengo la impresión (puedo equivocarme) de que es el tipo de afirmaciones que se hacen habitualmente acerca de EMDR a la hora de publicitar los procesos de formación. Por ejemplo, se publicita EMDR como técnica para “instalar recursos positivos” y “manejar el dolor crónico”, ámbitos en los que la evidencia no es nada concluyente.
    10. Estoy muy dispuesto a introducir correcciones en el artículo al que usted hace referencia, ya que desde hace dos años, como he apuntado, la evidencia a favor de la eficacia de EMDR en PTSD es mucho mayor.

    – Sobre la pseudociencia y la formación:
    1. Independientemente de la discusión sobre eficacia, está la discusión sobre los mecanismos de enseñanza y publicidad de EMDR. Shapiro ha estado sujeta a críticas en estos frentes desde hace tiempo (véase DeBell, C., & Jones, R., 1997; As good as it seems? A review of EMDR experimental research. Professional Psychology: Research and Practice, 28, 153-163; más recientemente, Lohr, J.M., Fowler, K.A., & Lilienfeld, S.O., 2002; The dissemination and promotion of pseudoscience in clinical psychology: The challenge to legitimate clinical science. The Clinical Psychologist, 55, 4-10.)
    2. Este último texto de Lohr es muy pertinente. Quisiera llamar su atención a los paralelismos entre lo que Lohr indica y los argumentos que usted ha empleado en su mensaje (la traducción es mía):
    a. Lohr: “Una segunda influencia social… es la construcción de vívidos argumentos para persuadir a los potenciales compradores. Por ejemplo, estudios de caso vívidamente presentados son mucho más convincentes que los áridos datos científicos.”
    b. Su email: “Una paciente sobreviviente de abuso puso un comentario en un sito escéptico del Internet…”

    c. Lohr: “Quienes proponen una técnica pueden afirmar que el crítico no está familiarizado con ella en la clínica…; Al atacar al oponente de este modo, se aleja el debate de los temas teóricos y empíricos en cuestión (¿funciona un tratamiento determinado? ¿Es una técnica de evaluación válida para sus propósitos?) al terreno de las motivaciones o destreza [del crítico]”.
    d. Su email: “¿Cuántas sesiones de EMDR ha realizado usted…? ¿Ha visto alguna sesión de EMDR?” ETc. (Dicho sea de paso: sí que las he visto, más de una vez. En cuanto a este último argumento, me parece harto discutible. Apliquémoslo en otro contexto: ¿es preciso haber tomado un medicamento para discutir acerca de su eficacia? Porque si así fuese, ¡la investigación médica sería extremadamente riesgosa para los investigadores!)
    3. ¿No resulta curioso el que usted, en su apasionada defensa de EMDR, haya confirmado precisamente lo que Lohr, estudioso de la pseudociencia en la psicología, indica en su texto?

    4. Cuando usted me pregunta si estoy de acuerdo con que gente no preparada realice psicoterapia, etc., está poniendo palabras en mi boca; es evidente que no pienso eso. El mismo texto de Lohr da cuenta de que “a los asistentes a cursos de entrenamiento de EMDR se les pedía que firmasen un formulario indicando que EMDR es un procedimiento potencialmente peligroso en manos equivocadas, y prometiendo que no entrenasen a otras personas”. El tener que firmar dichos protocolos dista mucho de la simple idea de que la psicoterapia debe enseñarse y practicarse adecuadamente, cosa que comparto y defiendo ardientemente; se aleja de lo estrictamente científico y se aproxima (así lo confirma Lohr) a ciertas tácticas sectarias. Modelos científicos como la CBT prescinden de este tipo de formularios sin dejar de ser sumamente rigurosos.
    5. Sobre el tema de los derechos de autor, le aconsejo visitar http://creativecommons.org/licenses/by-nc/3.0/ para ponerse al tanto del tipo de licencia que rige expresamente sobre los contenidos de mi sitio. Específicamente, se permite compartir y modificar cualquier contenido siempre y cuando se haga mención de su origen y sea con fines no comerciales (como el sitio en sí mismo). A mi entender, este es el requerimiento que la ciencia hace: compartir todo conocimiento lo más ampliamente posible.
    6. En lo no comercial radica el quid de la cuestión, la diferencia que me interesa señalar entre su forma de ver los derechos de autor y la mía en lo tocante a la ciencia. Se puede enseñar cualquier procedimiento terapéutico tranquilamente sin solicitar a los estudiantes que no lo enseñen a su vez; no es así como Shapiro ha procedido –de ahí las críticas.

    – Sobre la ciencia de la psicoterapia
    1. En efecto, no existe una teoría unificada de la terapia o el cambio humanos que nos permitan entender los mecanismos causales involucrados en cada caso. Pero existen teorías parciales, como la CBT, que además de su éxito experimentalmente contrastado encajan dentro de una teoría más amplia y global de la psicología, aplicable en ámbitos tan diversos como el comportamiento económico, la depresión y el aprendizaje.
    2. Entre otras cosas, en esto radica la “cientificidad” de una teoría: en su fertilidad más allá del campo donde fue creada inicialmente. La teoría cognitiva, por ejemplo, ha alumbrado nuevos modelos de aprendizaje, de comportamiento económico y político, de psicoterapia… La cientificidad de una teoría no se reduce a su apoyo empírico. (Véase Beutler, L.; 1995; Bridging scientists and practitioner perspectives in clinical Psychology. American Psychologist, 50, 984-994).
    3. Por tanto, decir que “existen otros componentes que podrían estar contribuyendo en el tratamiento: la atención dual, la relación con la fase REM del sueño, las conexiones entre diferentes componentes de los recuerdos (verbales, sentimientos, sensaciones) -sabemos que los recuerdos se almacenan en áreas diferentes de la corteza y el sistema límbico-, la asociación libre o no dirigida, el acceso continuo y la descarga de recuerdos traumáticos, el foco en los tres blancos temporales” carece de todo interés científico a menos que se pueda integrar en alguna teoría que se pueda comprobar más allá de sus iniciales pretensiones; y esto es lo que aún no ha sucedido con EMDR. Como digo en el artículo, existen buenas ideas al respecto, pero no teorías sólidas. Y me atrevo a contribuir con una idea más, el “flujo de consciencia”.

    – Para concluir:
    1. En resumen, me parece importante aclarar mi posición. Lejos de mí sugerir que deje de practicar o enseñar EMDR; como le he comentado, yo mismo he recomendado a algunas personas que acudan a terapeutas EMDR en diversas partes.
    2. Defiendo, por otra parte, mi derecho de opinar y argumentar, así como defiendo y aplaudo el suyo.
    3. Es evidente que en este tema se tocan intereses de diversa índole (a esto apunta, me parece, su discusión de los derechos de autor). También me parece evidente que usted ha sentido atacados sus intereses por mi texto (a juzgar por el tono de su réplica). Si es así, le pido que me señale concretamente en dónde ha sucedido esto, por si puedo hacer algo al respecto.
    4. Si, por otro lado, la discusión tiene un trasfondo científico, le invito a extenderla más allá de este espacio: podríamos armar una mesa redonda, se me ocurre, y sería algo muy valioso para la psicología del Ecuador –donde, como usted sabe, casi no existen los debates entre diversas teorías.
    5. Finalmente, lamento que se haya sentido afectado por mis comentarios (a juzgar por el acerbo tono de su mensaje). Le invito a trascender ese enfado; el conocimiento ganaría mucho con ello.

    Un abrazo, y gracias por su interés,

    E. L.

  3. Hola!

    Celebro esta oportunidad de intercambiar criterios con respecto al tema. ¡Gracias, John, por contribuir con estos valiosos puntos de vista!

    Para empezar, quisiera apuntar que, según parece, esta conversación empieza a trascender la cuestión “EMDR-otras terapias (como CBT)”; se refiere, más bien, a la investigación en psicoterapia y el estatus de la ciencia psicoterapéutica, algo que me parece apasionante.

    A continuación mis comentarios:

    1. Ciertamente, existe una diferencia entre los intereses del clínico y los del académico, paralela a la que media entre los científicos “puros” y los “aplicados” en otras disciplinas. El artículo de Beutler que cité antes trata sobre esta discrepancia. Desde mi punto de vista, los hallazgos de investigación y el conjunto de la discusión científica proveen de orientación a los clínicos; y estos, a su vez, pueden corregir ciertas teorías, o deducir nuevos planteamientos, de su práctica. La división del trabajo, bien entendida, beneficia a ambas partes; no tiene por qué ser conflictiva.
    2. Tal como yo la entiendo, la responsabilidad para con mis clientes en terapia supone ofrecerles tratamientos cuya eficacia puedo asegurar razonablemente, de acuerdo con el consenso actual de los científicos; y también ser honesto con respecto a las tasas de recuperación y mejoría que pueden preverse con dichos tratamientos. Sigo en esto el espíritu del juramento hipocrático: “Primum non nocere”, “ante todo, no hacer daño”, y la Medicina basada en evidencia. Para mí, ofrecer algo que no tengo una razonable seguridad de poder realizar es “hacer daño”. Esta “razonable seguridad” se deriva del estado actual de las discusiones en terapia, no solamente de mi propia práctica o la de mis colegas cercanos (que están sujetas a recuerdo selectivo, distorsión cognitiva, falta de validación…) En los problemas que tratamos, donde trabajamos con aspectos sumamente sensibles de las vidas de las personas, prefiero la cautela al riesgo.
    3. Desde luego, otras personas pueden entender la responsabilidad como “ofrecer tratamientos que prometen mejores índices de recuperación, aunque no estén completamente aceptados por la comunidad o validados por la investigación”; creo que esta discrepancia explica las diferencias entre nuestras posturas.
    4. Entendiendo así la responsabilidad terapéutica, sigo sosteniendo que EMDR es recomendable solamente en casos de PTSD. El resto de aplicaciones, aunque posiblemente eficaces, aún no han sido aceptadas por la comunidad en su conjunto; encuentro aventurado ofrecerlas, y también incluirlas en los prospectos de formación o publicidad.
    5. Sí: puede que al hacer esto, esté dejando de ofrecer tratamiento a ciertas personas que podrían haberse beneficiado de él. Pero también podría ser que el “tratamiento” que ofrezco no resultara eficaz para el problema en cuestión, o incluso, que fuera iatrogénico. Ya se han dado casos de esto en psicoterapia; por ejemplo, los tratamientos basados en “descubrir recuerdos traumáticos reprimidos”. De ahí que me resulte indispensable apelar a la evidencia científica; y que le asigne bastante más del 15% que John indica en su mensaje.
    6. Sobre los mecanismos efectivos de EMDR, veamos lo que dice la Practice Guideline for the Treatment of Patients with Acute Stress Disorder and PSTD (publicada por la APA en 2004; el énfasis es mío):
    P. 32:
    EMDR is a form of psychotherapy that includes an exposure-based therapy (with multiple brief, interrupted exposures to traumatic material), eye movement, and recall and verbalization of traumatic memories of an event or events. It therefore combines multiple theoretical perspectives and techniques, including cognitive behavior therapy. Some point to the use of directed eye movements as a feature markedly distinguishing this form of therapy from other cognitive behavior approaches. Others point to the fact that traumatic material need not be verbalized; instead, patients are directed to think about their traumatic experiences without having to discuss them. Like many of the studies of other cognitive behavior and exposure therapies, most of the well-designed EMDR studies have been small, but several meta-analyses have demonstrated efficacy similar to that of other forms of cognitive and behavior therapy (189–192).
    Studies also suggest that the eye movements are neither necessary nor sufficient to the outcome (193–195), but these findings remain controversial (196, 197). Although it appears that efficacy may be related to the components of the technique common to other exposure-based cognitive therapies, as in the previously described cognitive behavior therapies, further study is necessary to clearly identify the effective subcomponents of combined techniques. Follow-up studies are also needed to determine whether observed improvements are maintained over time.

    P. 57:
    EMDR is generally seen as a combination of elements of cognitive behavior therapy, exposure therapy (albeit brief and interrupted exposures), and a unique attention to eye movements.
    Since cognitive behavior therapy and exposure therapy have been shown to have efficacy in treatment of PTSD, a major question about EMDR has been whether the eye movements contribute to therapy outcome. A number of factors have contributed to the difficulty in establishing whether EMDR effects are distinct from those of cognitive behavior therapy and exposure therapy. Studies of EMDR have included a range of trauma types, weighted toward persons with combat exposure but also including adults with histories of childhood sexual abuse, adults with adult sexual assault, adults after a major hurricane, and (for a few studies) adults with mixed civilian traumas. There is great variation in the protocols, from one 90-minute sesión to 8–10 sessions. The number of subjects in the studies has also varied widely. Several studies compared EMDR to waiting-list, supportive counseling, or active listening control groups.
    Others compared EMDR to different forms of prolonged exposure, while several employed dismantling designs that compared EMDR with or without eye movement or finger tapping procedures. Outcome variables primarily included self-report PTSD scales (often, the Impact of Event Scale), with a few using more general symptom checklists or depression inventories.
    No study has included structured or systematic functional outcome measures. Thus, because of the substantial variability in study design and other methodological shortcomings, it is difficult
    to draw firm conclusions about the independent effective elements of EMDR.

    Este texto no se basa en un estudio, ni en unos pocos; al contrario, refleja un consenso acerca del estado actual del tratamiento de PTSD:
    a) EMDR es eficaz en tratamiento de PSTD;
    b) EMDR incluye técnicas de la CBT y la terapia por exposición, las cuales se sabe desde hace mucho que son eficaces;
    c) No está claro si el movimiento ocular contribuye específicamente a la mejoría (los resultados de varios estudios son contradictorios);
    d) En consecuencia, el “principio activo” de EMDR podría ser una combinación del placebo (presente en toda técnica terapéutica) y de las técnicas de CBT y terapia por exposición; no necesariamente lo que los proponentes de EMDR postulan (y así se explica el tamaño del efecto que John menciona).

    Los puntos b y c, y desde luego, el d, son discutidos por los proponentes de EMDR; pero la discusión continúa (y tal como es la ciencia, puede durar años). No hay claridad alguna al respecto todavía. Así pues, defender estos puntos ante los potenciales clientes es un tanto aventurado, mucho más si partimos de los principios de la medicina basada en evidencia (como he apuntado al principio).

    7. Sobre la adherencia al tratamiento: hay que distinguir cuidadosamente “adherencia” de “eficacia”. Un tratamiento puede ser muy eficaz pero difícil (y por tanto, generar baja adherencia); otro puede tener altísima adherencia pero ser inútil. En lo personal, prefiero aplicar técnicas que sé que funcionan en base a la investigación, aunque la adherencia sea menor, a aplicar otras de las que no estoy seguro, por más que la adherencia sea mayor.

    8. Sobre los componentes de una teoría: no quisiera caer en una discusión puramente terminológica. Yo considero que los requisitos de una teoría son:
    a) una explicación de la mente y su funcionamiento,
    b) una explicación de la etiología diferencial de los trastornos (¿por qué una persona desarrolla un cuadro depresivo y otra un trastorno de ansiedad?)
    c) una explicación de los mecanismos de curación.
    Lo que cumple exclusivamente el tercer criterio se puede calificar con más acierto de “técnica”. CBT, por ejemplo, se aproxima a este canon: cumple con b y c, y hasta cierto punto, a. Otro ejemplo: la “cognitive-analytic therapy” de Anthony Ryle, que cumple con c, b y buena parte de a. Así, yo diría que EMDR es una técnica específica; dista de ser una teoría, y podría incluirse (si se demuestra la eficacia de sus componentes específicos) dentro de una futura teoría de la terapia.
    Como señalé antes, la evidencia empírica no es el único criterio de “cientificidad” de una teoría; también está su fertilidad más allá de su campo inicial de aplicación, su concordancia con otras teorías más aceptadas, etc. Así las cosas, CBT es la teoría más extendida y sólida de que disponemos.

    9. Sobre los problemas del entrenamiento: sin duda, es preciso asegurar que se aplica una técnica de manera adecuada. Pero esto no debe descansar únicamente en la formación (y menos, cuando se da exclusivamente con una persona o grupo de personas); la misma formación se apoya, ante todo, en el uso de protocolos reflejados en manuales de amplia circulación. Este es el procedimiento habitual en la investigación.
    10. Resulta muy fácil descalificar ex post facto un estudio desfavorable “porque la técnica no se aplicó adecuadamente”; y si a eso añadimos que sólo un grupo selecto está autorizado a formar en esta técnica, el número de posibles investigadores se reduce notablemente.

    Temo haberme extendido demasiado; en todo caso, gracias por leerme. Me disculpo también por haber tardado en responder: cada vez dispongo de menos tiempo.
    Un fuerte abrazo,

    E. L.

    De: John Hartung, PsyD
    Asunto: Re: RESPUESTA A EMDR y la pluma de Dumbo

    Estimados/as colegas:

    Espero que sea aceptable para mi invitarme a esta discusión tan interesante. Gracias a los dos (Don Esteben, Don Santiago) por haberla iniciado. Quisiera introducir algunos temas adicionales:

    (1) Lo de la contribución de placebo me ha interesado durante años. Generalmente en mi pais de EUA se supone que el efecto de placebo llega más o menos a la tercera parte de un tamaño de efecto — o TE — (.30). Me fue curioso notar que el TE llegó a 1.5 en algunas mediciones en el estudio que publicamos en el Journal of Consulting and Clinical Psychology (Wilson, Becker, Tinker, 63 y 65, 1995 y 1997).

    (2) Después de este estudio nos dedicamos a la investigación de estudios comparativos. Frecuentemente nos dimos cuenta que había un número alto de personas que salieron temprano de las terapias tradicionales (hasta 50% en exposición); ninguna persona salio premaduramente de nuestro estudio. Esta observación (de ninguna atrición con EMDR) se ha repetido en otros estudios. Para mi es sumamente importante este dato — que el cliente sigue con su plan terapéutico con EMDR — y me parece extraño que los científicos tanto de la eficacia de una terapia sin prestar atención a la experiencia total del cliente. La eficacia de una terapia tiene poca importancia si el cliente no la encuentra atractiva.

    (3) Luego nos dimos cuenta que a veces EMDR no producía resultados como los que notamos en nuestro estudio, con el resultado que no se comparaba bien con otras terapias. Aparentemente había gente usando EMDR con efectos muy positivos, mientras otra gente lo empleaba con poco beneficio al cliente. ¿Porqué? nos preguntamos. No puedo dar una respuesta completa, pero quise mencionar un solo estudio que conozco, donde CBT fue mejor que EMDR (Devilly, psicólogo de Australia, (J Anxiety, 13, 1999). La mitad del grupo EMDR de Devilly salió temprano de la terapia. Devilly no explica que fue lo que pasó que dió una experiencia tan diferente a sus clientes (en comparación a los nuestros). Sin embargo, Devilly medió el efecto de EMDR con estos pacientes que habían salido temprano — aparentemente no cree que EMDR puede abrir “nuevos canales de la red de las memorias traumáticas” (escribo metafóricamente) antes de que estos canales se resuelvan, con el resultado de que una persona puede sentirse peor antes de mejorarse. Ademas, descubrí que Devilly fue la persona que inventó su método de CBT, y que dió la mayoría de las sesiones de EMDR. Hmmmmm. ¿Puede ser que tenía algún intrés personal en los rersultados? Sin embargo, esto no se mencionó en el articulo que ahora se usa como “evidencia” de una deficiencia de EMDR. De esto, nos dedicamos a dar entrenamientos cada vez mejores, para que los participantes pudieran usar EMDR en forma ideal y óptima. Obviamente, si es factible usar EMDR en tal forma que produce 1.5 TE para nuestros clientes, nos toca enseñar EMDR en tal forma que permita que otros terapeutas lo empleen en forma parecida. Cuando EMDR no produce este resultado, debemos buscar una explicación en la forma del entrenamiento, no en el método, creo yo. La política de “mejoras prácticas” se aplica en otras disciplinas, ¿porqué no en psicología?

    (4) Respecto a lo de CBT como “teoría parcial”, “componentes”, y otros temas, me han interesado los estudios donde se opina que EMDR produce controversias porque los mecanismos de EMDR no se conocen. Qué curioso, dado que — según lo que he leido — ningun mecanismo de ninguna terapia se conoce. Por ejemplo, en un estudio de Jacobson et al (16, 1996, J Consulting and Clinical Psychology), los componentes cognitivos se eliminaban sistematicamente de la terapia CBT — sin bajar los resultados de esa terapia CBT. Hmmmmm …

    (5) Confieso que soy uno de ellos que habla de los beneficios cuando EMDR se emplea en el desempeño, además confieso que esto no se ha estudiado científicamente. Pretendo continuar usando EMDR con atletas, lideres, y con otra gente parecida sin tener la ciencia todavía. ¿Cómo puedo justificar esto? Doy un ejemplo para defenderme — un colega, Chandra Nagireddy, y yo hemos tratado a varios atletas olimpiados donde vivimos (y donde se encuentra el Centro Olimpiado EUA). Estos clientes han rompido unos 10 record nacionales en sus disciplinas respectivas, e insisten que no fué porqué modificaron su forma de prepararse físicamente, sino por su “entrenamiento mental” con EMDR. Creo que es ético recomendar el modelo que hemos desarrollado, antes de estudiarlo más. Creo que sería poco ético NO enseñarlo hasta que lo hayamos estudiado bajo condiciones de control etc. Además, como vamos modificando el modelo a cada rato, según retroalimentación de nuestros clientes, seria deficil definir el model y estudiarlo. Posiblemente aquí tenemos un ejemplo del conflicto entre lo académico y lo clínico — los clínicos queremos pestar ayuda y nos es suficiente observar a clientes aislados mejorándose como resultado de nuestra ayuda, para poder sentirnos útiles y éticos, y para concluir que lo que hemos hecho era válido e eficaz. Mas importante, queremos compartir lo que hemos descubierto con nuestros colegas y sus clientes y.

    (6) Hablamos mucho de “evidence based”, es decir, terapias basadas en la evidencia. Desgraciadamente, para mi, por lo menos, lo que se ha descubierto en el laboratorio tiene valor con apenas 15% de mis clientes reales. Por eso, yo usaba EMDR años antes de participar en el estudio de Wilson et al.

    Gracias por leer, y anticipo otras observaciones. El intercambio nos hace mejores.

    Saludos de John Hartung, Colorado, EUA

  4. Hola!

    Precisamente he recibido tu mensaje mientras redactaba mi respuesta al anterior. Lo siento: como he comentado, he estado muy ocupado últimamente.

    De todos modos, aprovecho la ocasión para enviar las reflexiones que había escrito sobre nuestra conversación. Creo que resumen bastante bien mi posición al respecto.

    Por cierto, gracias por los artículos. En efecto, conozco y admiro la obra de Kazdin, y conocía esa distinción. Creo que mi reflexión contribuirá a aclarar la manera en que la abordo.

    Hemos hablado de la relación entre la práctica clínica y la teoría del cambio humano. Sostengo que no hay contradicción ni confrontación entre las dos; entiendo que tú sostienes que la hay, que muchos de los científicos son “cerrados”, malos terapeutas, etc.; que eso tiende a explicar su falta de interés por EMDR y otras técnicas.

    Sobre lo de “cerrados”, me temo que cuando una conversación se desliza hacia el ad hominem empiezo a sentirme incómodo. No estamos hablando de las características de personalidad de nadie, sino de la ciencia y lo que sabemos sobre el ser humano; no viene al caso postular la “cerrazón” de nadie para este argumento.
    Si por “cerrados” te refieres a la actitud de “demuéstrame lo que estás diciendo con evidencia que pueda replicarse y analizarse críticamente”, entonces estamos de acuerdo; pero yo los llamaría más bien “críticos”, o sencillamente, científicos. El discurso racional exige que quien propone una idea se encargue también de aportar evidencia en su dirección, y que los demás se dediquen a cuestionar dicha evidencia; la ciencia no avanza sólo sobre el consenso sino sobre la crítica.

    Ahora, sobre la relación entre el clínico y el investigador. ¿Son los investigadores malos clínicos? Puede ser: la clínica exige destrezas específicas distintas de las que exige la investigación científica. Pero esto no tiene nada que ver con nuestra discusión.

    Pensemos en dos personas: una es un conductor de camiones (una habilidad especializada y difícil de aprender), el otro un físico (otra habilidad que requiere largo aprendizaje). El camionero no tiene idea de vectores, fuerzas, masas, inercia, elasticidad, etc.; en suma, no sabe nada de física. El físico ni siquiera sabe conducir un coche, menos un camión. Ambos tienen tareas claramente distintas y serían pésimos si intentaran intercambiarlas.

    ¿Anula eso el valor de la física para explicar el comportamiento del camión en movimiento? ¡En absoluto! Sí: puede que el físico no tenga idea de cómo controlar el camión; pero el camión seguirá en su movimiento las leyes de la física, y el físico podrá predecir su comportamiento con gran regularidad dadas las condiciones iniciales. Sí: puede que el camionero no tenga idea de física; pero el camión seguirá igualmente las leyes de la física, y si él intenta ignorarlas, se llevará una desafortunada sorpresa.

    Lo mismo pasa en nuestro trabajo. La inmensa mayoría de clínicos (al menos, en mi contexto) no parecen preocuparse por indagar sobre los resultados de las investigaciones en psicología y teoría del cambio humano; eso no obsta para que en su trabajo se sucedan muchos fenómenos que conocemos de sobra (la validación subjetiva, el “efecto Pigmalión” o “Rosenhan”, las falacias “post hoc ergo propter hoc”, etc.), que se han demostrado hasta la saciedad y que explican sin mayor dificultad sus experiencias y hallazgos aparentemente “milagrosos”.

    No se trata de que hagan lo mismo: el camionero sería pésimo físico, y viceversa. Se trata de que ambos se aprovechen de los conocimientos del otro.

    Por consiguiente, y sobre la distinción que mencionas: sabemos ya desde hace tiempo que, en general, los dos factores más útiles para predecir el resultado de un tratamiento son la calidad de la alianza terapéutica y la calidad del contrato terapéutico. Ambos tienen relación directa con la persona del terapeuta, no sólo con la técnica; con su calidez, empatía, flexibilidad, etc. Obviamente, la mejor de las técnicas en manos de un terapeuta inflexible y reacio a escuchar a su paciente dejará de funcionar; por el contrario, una técnica relativamente inútil puede ser muy eficaz en manos de un terapeuta talentoso.
    Los protocolos de investigación suponen unificar el tratamiento, por lo que requieren condiciones artificiales de rigidez (número de sesiones preestablecido, tareas definidas para cada sesión, etc). Me parece un grave error tomarse dichos protocolos a rajatabla; aunque, desde luego, para adaptarlos a cada paciente hay que conocerlos a fondo. Por ejemplo, hoy tenía planeado hacer X ejercicio con u paciente; pero cuando llega me comenta que su madre está sufriendo de cáncer. ¿No sería inhumano ignorar este malestar para cumplir mi agenda?

    Pero en realidad, esto ni siquiera me parece una idea muy novedosa; es una obviedad. ¿Acaso alguien sigue alguna vez al pie de la letra la receta de un libro de cocina? Sí: ¡sólo quienes no saben cocinar! Pero quienes tienen algo de práctica improvisan y adaptan la receta porque confían en su dominio de la cocina. Lo mismo pasa con nosotros los terapeutas.

    El que la experimentación requiera condiciones de aislamiento artificial, de “casi laboratorio”, no equivale a postular que debamos aplicarlas tal cual en nuestra práctica. Porque no son las técnicas lo que guía nuestro trabajo (al menos, cuando ya lo conocemos mejor): son nuestras teorías acerca del ser humano, del cambio y de las formas de facilitarlo.

    Y todo esto conduce a dejar de lado el “fetichismo de la técnica”: las ideas de que una técnica X es “revolucionaria”, “altamente eficaz”, etc. Quita la responsabilidad del cambio a la técnica y nos la devuelve a nosotros, los terapeutas. En suma, nos hace ver que la pluma de Dumbo no era más que un recurso, una estratagema para sentirnos más seguros; pero que somos nosotros, no la pluma, los que podemos volar.

    Un abrazo, y gracias,

    Esteban Laso
    Psicoterapeuta | Coach Personal | Psicólogo social

    De: John Hartung, PsyD [mailto:[email protected]]
    Enviado el: Jueves, 01 de Mayo de 2008 18:52
    Para: John Hartung, PsyD; Esteban Laso; ‘CAMPUS GRUPAL’
    Asunto: Re: RESPUESTA A EMDR y la pluma de Dumbo

    Hola Esteban,

    Antes de despedirme de esta discusión que me ha sido muy interesante, quise recomendar dos artículos que acaban de salir en una revistas de psicología en mi país. Pueden ser útiles para tí y para los demás lectores.

    El primero fue escrito por el presidente actual de la American Psychological Association, Alan Kazdin (“American Psychologist”, Abril, 2008). Don Meichenbaum considera a Kazdin como uno de los psicologos que tiene más habilidad para unificar la comunidad psicológica científica con la comunidad clínica. Kazdin refiere a los dos tipos de investigación científica relacionada a la psicoterapia (que se pueden entender facilmente en español). Un tipo, EBT (evidence based treatment), tiene que ver con TRATAMIENTO basado en la evidencia, y el otro, EBP (evidence based practice), tiene que ver con la PRACTICA basada en la evidencia. Tu sabes de que escribo, pero quise hacer un resumen para los lectores que no son familiares con los conceptos. Voy a comparar los dos brevemente, con solo 5 criterios:

    EBT:

    1. el cliente/sujeto en un estudio tiene un solo diagnóstico
    2. ese diagnóstico no se puede sustituir durante el estudio
    3. el tratamiento está “manualizado”
    4. el tratamiento se termina después de un número de sesiones pre-determinadas
    5. cambio “significativo” en terminos estadísticos es suficiente

    EBP
    1. el cliente clínico generalmente llega con más de un diagnóstico
    2. durante el curso del tratamiento, el diagnóstico original se cambia, o la persona quiere trabajar otro asunto, en más de 50% de los casos clínicos
    3. el tratamiento está “personalizado” según la necesidad del cliente
    4. se sujpone que el tratamiento se termina solo cuando la persona está mejor
    5. cambio “significativo” en terminos estadísticos NO es suficiente, y se buscan cambios significativos en términos CLINICOS, que incluye la posibilidad de producir cambios de dos desviaciones estandares (tamaño de efecto), es decir, se habla ahora no solo de mejoramiento sino cura.

    Como dice Kazdin, EBT es lo que se ha estudiado, pero EBP no se ha estudiado mucho (“Not yet much evidence for EBP in the clinical contexts where judgments and decisions are made by individual clinicians informed by evidence, expertise, and patient considerations”, página 148). No sé si es ético generalizar de los resultados de EBT al contexto clínico sin advertir que uno, hasta cierto punto, está adivinando. Por eso, yo he escrito antes que la información de EBT es relevante para unos 15% (o menos) de mis pacientes.

    El segundo artículo salió hoy en la revista “el Monitor” de la misma APA y trata del asunto de “pay for performance”, que significa que se le va a pagar a uno (a un psicólogo) solo cuando este haya cumplido con sus promesas o deberes. La autora, Diane Pedulla, explica que esta política nos va a tocar (o por lo menos a los que reciben pagos de alguna entidad, por ejemplo una compañia de seguros), y no importa si nos gusta. Si esta opinión es la verdad, posiblemente lo de EBT y EBP va a llegar a ser cada vez menos relevante, porque esas entidades van a darse cuenta de los psicólogos que practican eficazmente, y se les van a pagar — pero nó a los que tratan a los pacientes sin ayudarlos drásticamente. Y probablemente no les van a interesar qué es lo que hace el psicólogo, solo que sea eficaz, y que el cliente salga satisfecho.

    Quise terminar la discusión con estas cositas …

    Sigo a la orden,

    John Hartung en Colorado

  5. Hola John!
    Espero que estés bien!

    Antes de nada, tengo la impresión de que algo de lo que he dicho te ha molestado. Lo siento si así fue; no era mi intención. Solamente intentaba plasmar mis argumentos con la mayor claridad posible.

    Sobre nuestros temas, algunas ideas.

    Como he dicho, creo que podemos afirmar que la investigación en psicoterapia demuestra la importancia indiscutible de “factores comunes” más allá de técnicas o teorías: alianza terapéutica y contrato terapéutico. Un fragmento de un artículo de Michael Lambert, uno de los teóricos e investigadores más reconocidos y célebres (Michael J. Lambert (1998) Manual-Based Treatment and Clinical Practice: Hangman of Life or Promising Development? Clinical Psychology: Science and Practice 5 (3)):

    While there are occasional clear differences between the therapies that have been studied, for example, behavioral methods were superior to nonbehavioral therapies with children (Weiss & Weisz, 1995), the usual finding is comparability of diverse treatments. This trend of equivalence across therapies has been documented for years (cf. Luborsky, Singer, & Luborsky, 1975) and suggests that however valuable manuals may be for training and practice, we would do well to be cautious in attributing the positive effects of treatment to specific techniques.
    The essential equivalence of a variety of therapies raises two possibilities that are important in the use of treatment manuals. The first is the central place of common factors in outcome. The importance of common factors has been documented by a wide variety of reviewers (Garfield, 1996; Kazdin & Wilcoxon, 1976; Lambert & Bergin, 1994; Rosenthal & Bandura, 1978). It is highly important that manuals focus on increasing therapist relationship skills. Liking, respecting, and understanding patients, among other therapist attitudes, are critical in fostering positive outcomes across disorders (Lambert & Bergin, 1994).
    The therapist looms large as a causal factor in patient change. The emphasis on manuals and “empirically validated” therapies for specific disorders, however well intended, may distract us from emphasizing the growth and development of the therapist as a person in our training efforts. The individual therapist may not benefit as much from manualized training as supposed by Wilson. Training in psychotherapy is highly dependent on the attitudes and relationship skills of the supervisor, just as the outcome of therapy is dependent on these same therapist attitudes (Lambert & Ogles, 1997). Supervision, with or without a manual, is a relationship process where the individual therapist supervisor can make an important contribution (Henry, Schacht, Strupp, Butler, & Binder, 1993).

    No veo cómo discutir estos sólidos hallazgos empíricos, a menos que decidamos, sencillamente, ignorarlos (y habría que justificar esta decisión). Sugieren que el terapeuta es más importante que la técnica a la hora de predecir los resultados de una terapia; en otras palabras, que son sus capacidades de establecer relaciones de confianza y aprecio orientadas a la resolución de problemas, y de construir junto con sus clientes acuerdos vinculantes, los dos conjuntos de destrezas que mejor predicen el éxito de una terapia.
    Con lo cual, no creo que la postura de “no sabemos que así sea” se pueda sostener.

    Como el mismo Lambert dice, el énfasis en la “manualización” de las terapias y la enseñanza de técnicas puede hacernos olvidar la imperiosa necesidad de formar al terapeuta como persona, no como técnico. A esto le he llamado “fetichismo de la técnica” (y admito que, por ejemplo, muchos practicantes de CBT han caído en él). Es una tendencia que me entristece: nos convierte en meros repetidores de técnicas, no en creadores de recursos para el cambio. Imagino, a juzgar por tus escritos, que compartirás esta preocupación.

    Me parece que los “factores comunes” permiten saltar el abismo entre EBT y EBP que Kazdin señala en el artículo que has comentado; de modo que, lejos de servir sólo para el 15% que mencionas en tu mensaje, creo que EBT se convierte en una utilísima brújula a la hora de trabajar con nuestros clientes. Una brújula que sirve para orientar, no para seguirla a rajatabla! Porque, como se deduce de lo que Kazdin dice, cuando la sigues a rajatabla yerras con frecuencia; pero si la usas como orientación, te permite construir mapas muy útiles.

    Repito lo que había dicho: la mejor técnica, en manos de un terapeuta que no sabe crear alianzas sólidas y cálidas ni concertar contratos terapéuticos transparentes y realistas, no sirve de mucho; mientras que un terapeuta con ambas competencias puede hacer uso de muchas técnicas de manera provechosa para sus clientes.

    Otra forma de decir lo mismo, también coherente con los resultados de la investigación empírica en psicoterapia: la técnica sólo desencadena o gatilla el cambio; pero éste se gesta en el contexto de una relación. Puede, desde luego, ser una relación de cortísimo plazo (en intervenciones de urgencia o de una sola sesión).

    Gracias por compartir esta escena terapéutica; la encuentro reconfortante y valiosa. Lejos de ser “sólo una anécdota”, estoy seguro de que para las personas que la protagonizaron fue muy significativa.
    El problema es que no hay que confundir dos niveles lógicos: una cosa es la vida de esta persona que obtuvo esa mejoría, y otra, muy diferente, el estatus científico o la eficacia de la técnica en sí misma. LO primero, no lo discuto (y de hecho lo celebro y felicito); lo segundo es lo que me inquieta. NO es fácil pasar del primero al segundo nivel; se requiere de un conjunto de evidencias y metodologías que nos permitan extraer conclusiones válidas.

    Sí: puede que esa persona haya mejorado repentinamente. Pero ¿dónde está el seguimiento? ¿Cómo sabemos que dos días, semanas o meses después no experimentó una recaída? ¿Cómo sabemos que fue EMDR lo que la curó, y no un sinnúmero de otros factores (facilitación social, seguimiento de expectativas…) ¿Cómo sabemos que no había estado mejorando sin saberlo ya antes, tal vez debido a sus tratamientos previos, y que esa mejoría sólo se manifestó en esa escena? Incluso si se hubiera mejorado sólo gracias a EMDR, ¿cómo sabemos que la misma técnica va a funcionar en otras personas?

    Respuesta: no lo sabemos, si nos limitamos a datos anecdóticos extraídos de casos vistos en conferencias o por terapeutas individuales. Necesitamos de la metodología científica para desentrañar estos enigmas lenta y progresivamente. No estoy restando valor a lo que esa persona consiguió; estoy cuestionando el alcance de ese evento para el conjunto del conocimiento científico.

    Si EMDR es tan eficaz, si realmente consigue resultados así de espectaculares en una sola sesión, eso se reflejará eventualmente en las investigaciones más rigurosas; tenlo por seguro. Hasta donde sé, aún no lo ha hecho, no de una manera replicable por otros investigadores.
    Cuando eso ocurra, estaré encantado de cambiar mi forma de valorarla y mi postura ante ella.

    Un abrazo, y hasta pronto,
    E. L.

  6. Roxi says:

    Buenos dias, estoy recibiendo el EMDR como terapia para mis frustaciones a nivel personal pero quisiera preguntarles si con solo tres sesiones se puede uno curar.
    Espero sus respuestas.
    Roxana

  7. Hola Roxi!

    La respuesta depende de la naturaleza de esas “frustraciones”. Contra lo que afirman muchos de sus defensores (e instructores!), la evidencia empírica sugiere que EMDR es eficaz en tratamiento de estrés postraumático (PTSD) y ciertas formas de ansiedad. No es ni de lejos una panacea, un curalotodo, ni debería aplicarse indiscriminadamente a cualquier persona.

    Afirman también que bastan 2 o 3 sesiones para obtener resultados, incluso la “curación”; lo cual tampoco es compartido por la comunidad psicoterapéutica en pleno ni tiene demasiado apoyo empírico (más allá de lo anecdótico).

    En general, para ser buenos consumidores de psicoterapia hay que tomarse con un grano de sal este tipo de afirmaciones grandilocuentes de muchos terapeutas y basarse ante todo en la propia experiencia a lo largo del proceso.

    Mi sugerencia, por tanto, es que lo pruebes y veas qué tanto te ayuda. Muy probablemente, como pasa con otras técnicas, basten tres a cinco sesiones para valorar los resultados y tomar una decisión más informada.

    Un saludo,

  8. diego iakowitz says:

    Estoy de acuerdo lo mejor es la propia experiencia: yo tambien he recibido terapia EMDR, muy incrédulo al inicio, y ¿si bastaron 3 sesiones para curar mis frustraciones? yo responderia que no, se necesitaron 4. Todas mis frustraciones eran de naturaleza traumatica por un evento de mi infancia muy puntual que no recordaba y EMDR me ayudó efectivamente. Han pasado 6 meses y ya no tengo la angustia que tenía. Como soy profesional de la salud mental decidí aprender EMDR hice el curso y jamás escuché al instructor decir que es una panacea, o curalotodo, ni que fuera aplicable para todo, ni decir nada en forma grandielocuente. Eso es Falso.

    • Hola!
      Gracias por el comentario. Algunos apuntes:

      1. En realidad la experiencia personal no es lo mejor desde el punto de vista científico. Sabemos de sobra que está sujeta a infinidad de sesgos que la distorsionan, nublan y complejizan y que impiden erigirla en evidencia fiable prima facie. Como profesional de la salud mental conocerás los clásicos experimentos de Nisbett (“Telling more than we can know”) que demuestran que las personas no somos conscientes de las causas que rigen nuestra conducta y que las razones que esgrimimos para justificarla no concuerdan con las razones que la determinan. Conocerás también las investigaciones sobre disonancia cognitiva, falso recuerdo, confirmación de expectativas y etc., que sugieren que el recuerdo de la experiencia individual casi nunca concuerda con los hechos tal y como sucedieron sino con una narrativa paradigmática que lo embellece y distorsiona, y también que mucho del significado de un evento se determina de antemano por las expectativas que tenemos de él. Es más, conocerás el trabajo de Elizabeth Loftus, que demuestra que muchos de los “recuerdos” de la primera infancia son en realidad construcciones a partir de fragmentos de información; construcciones que surgen con más facilidad cuando se buscan a lo largo de un proceso terapéutico.
      Con esto no quiero decir, claro, que tu experiencia no haya ocurrido, sino que no significa lo que tú le atribuyes; no es, per se, evidencia de la eficacia diferencial de EMDR. Para eso se requiere del método científico; y lo que la investigación postula, hasta ahora, es que EMDR es eficaz en estrés postraumático. Nada más.

      2. Sobre el curalotodo, como verás en la discusión que antecede, uno de los instructores de EMDR afirma y enseña que sirve no sólo para estrés postraumático sino para aumentar el desempeño de los deportistas, aliviar la depresión, etc. Sin ir más lejos, el sitio oficial de EMDR en Ecuador afirma que

      “Es un modelo nuevo y poderoso de hacer psicoterapia que ha ayudado en forma efectiva a miles de personas en todo el mundo, sobrevivientes de traumas, abuso sexual, violencia, depresiones, fobias, ataques de pánico, trastornos de la autoestima, adicciones, etc.”

      Violencia, abuso sexual, depresión, fobia, ataques de pánico, trastornos de la autoestima, adicciones…? Nada de eso está apoyado en la evidencia; eso no obsta para que así lo publiciten. Tal vez a ti no te lo dijeron, pero eso dice su sitio oficial y en él me baso.

      3. Sobre que “todas mis frustraciones eran de naturaleza traumática”: es una teoría etiológica poco compartida entre los terapeutas que no pertenecen a EMDR. Lo más aceptado a día de hoy es que los trastornos son multicausados: se requiere de una vunerabilidad (en parte congénita, en parte psicológica, en parte social) más un desencadenante y un mantenedor (que puede, o no, ser distinto del desencadenante). Como la única evidencia del papel causal de ese tipo de traumas es el recuerdo del paciente (y a veces de sus allegados), y como el recuerdo es intrínsecamente volátil (la ya citada Loftus), es muy poco convincente a nivel científico. A nivel de cada paciente puede ser harto creíble, pero ya sabemos que eso no significa que sea cierto, sólo que tiene sentido en la narrativa de ese paciente en concreto.

      4. Sobre la eficacia del método EMDR, sabemos también que el “efecto placebo” es mucho más potente y ubicuo de lo que se creía; y por ende, que es extremadamente difícil separar su influencia de la de cualquier técnica terapéutica. Bien podría ser que no sólo EMDR sino todas las “power therapies” (y muchas otras) sean sólo maneras diferentes de administrar placebos. Recomiendo el excelente “The Emperor’s New Drug” para un análisis exhaustivo del “efecto placebo” y cómo explica la (aparente) eficacia de los antidepresivos.

      Creo que el que estos malentendidos y errores persistan se relaciona con que la formación de los “psi” (psicólogos, trabajadores sociales, etc.) no incluye ni se basa en el método científico sino en la transmisión más o menos autoritaria de “teoría”. Por eso creo necesario aumentar la consciencia crítica con textos como este.

      Un abrazo,

  9. diego iakowitz says:

    La sugerencia de que Roxi pruebe EMDR fue tuya no mia, yo solo comenté mi experiencia personal. Me parece que lo que dice en el sitio oficial de EMDR Ecuador, que estä también en EMDR México es cierto: SI hay varios estudios cientificos sobre la eficacia de EMDR y trauma, ansiedad, abuso sexual, victimas de accidentes, de asaltos, problemas de auotestima, problemas de conducta, trastorno dismorfico corporal, miembro fantasma, depresión, o al menos eso es lo que dice la página oficial del Instituto EMDR: http://www.emdr.com/efficacy.htm
    ¿Será que se inventaron todos esos estudios cientificos publicados en revistas supuestamente serias? ¿Tienes manera de demostrar que todos esos estudios son falsos?

  10. Hola!

    Lo de Roxi, no veo a qué viene.

    Sobre los estudios, no es que sean falsos sino que son insuficientes. La eficacia de un tratamiento no se evalúa a partir de uno o dos estudios sino de los meta-análisis, debido a que todo estudio individual puede estar sujeto a múltiples defectos y artefactos estadísticos bien conocidos. Una vez más, el sitio de EMDR cita, para muchos trastornos, estudios individuales y relativamente aislados, no meta-análisis; con lo cual, su eficacia no se puede afirmar y sigue siendo discutible.

    Y también una vez más, para responder a tu pregunta es necesario explicar la metodología científica, cosa que quienes enseñan EMDR no suelen hacer. No son los únicos, desde luego: la mayoría de terapeutas no saben cómo se hace investigación y caen, por ello, en innumerables errores que la revisión de un buen manual podría evitar.

    Te sugiero revisar:
    http://www.nrepp.samhsa.gov/index.asp

    El National (USA) Registry of Evidence-Based Programs and Practices, que como su nombre lo indica es un registro de intervenciones en salud mental revisadas y evaluadas de manera independiente y por tanto recomendadas. (El sitio sólo revisa programas que se ofrecen voluntariamente a evaluación). La búsqueda de EMDR arroja un solo resultado: “Prolonged Exposure Therapy for Posttraumatic Stress Disorders”. O sea, estrés postraumático. (Para comparar, una búsqueda de CBT arroja 15 resultados para temas tan diversos como depresión, ansiedad, trauma, etc).

    Asimismo, puedes revisar:
    http://www.psychology.sunysb.edu/eklonsky-/division12/treatments/ptsd_emdr.html

    La Society of Clinical Psychology de la APA, que también guarda un registro de los tratamientos basados en la evidencia. Verás que sólo hay una parte dedicada al EMDR, la que trata con el estrés postraumático. Y si la lees (el enlace de arriba), verás que afirma que el status de EMDR en este trastorno (el único para el cual hay evidencia suficiente para una discusión informada) es “Strong Research Support / Controversial”.

    Eso significa que la eficacia del tratamiento está bien establecida en base a la convergencia de estudios independientes (“strong”), pero también que es “controversial”, o sea, que varios estudios han arrojado resultados contradictorios o que el “principio activo” propuesto para el tratamiento no coincide con la evidencia disponible.

    Copio las conclusiones que explican con absoluta claridad el estado actual de la discusión:

    “The efficacy of EMDR for PTSD is an extremely controversial subject among researchers, as the available evidence can be interpreted in several ways. On one hand, studies have shown that EMDR produces greater reduction in PTSD symptoms compared to control groups receiving no treatment. On the other hand, the existing methodologically sound research comparing EMDR to exposure therapy without eye movements has found no difference in outcomes. Thus, it appears that while EMDR is effective, the mechanism of change may be exposure – and the eye movements may be an unnecessary addition. If EMDR is indeed simply exposure therapy with a superfluous addition, it brings to question whether the dissemination of EMDR is beneficial for patients and the field. However, proponents of EMDR insist that it is empirically supported and more efficient than traditional treatments for PTSD. In any case, more concrete, scientific evidence supporting the proposed mechanisms is necessary before the controversy surrounding EMDR will lift”.

    En otras palabras, aún no se sabe si EMDR no es más que exposición (que ya se sabe es eficaz) con movimiento de los ojos (que serían inútiles, mero placebo), o un tratamiento por derecho propio.

    Finalmente, uno de los problemas de EMDR es que la mayor parte de las ofertas formativas se dan por fuera de las universidades. Esta es una práctica iniciada por la misma Francine Shapiro que arroja graves dudas sobre su legitimidad científica (y ya fue profusamente criticada en su momento). De nuevo, esto es endémico en la formación terapéutica, al menos en América Latina: los institutos de Gestalt, psicodrama, psicoanálisis, etc. suelen dictar sus cátedras sin aval universitario alguno.

    Un saludo,

  11. diego iakowitz says:

    A ver si entiendo tu postura:
    1.solo lo que sea metanalisis es prueba científica suficiente, lo demás no es.
    2. si alguien quiere terapia no debe ir a donde terapias que no tengan eso.
    ¿Habría entonces que cancelarles su registro profesional a todos los psicólogos humanistas y psicoanalistas?
    Veo que no leiste el enlace que te puse,SI hay varios metanalisis de EMDR http://www.emdr.com/efficacy.htm
    Encontré cursos de EMDR en Universidades de Argentina, cursos de psicoanalisis y gestalt y otras terapias en varias universidades del mundo. Me parece que algunas te tus afirmaciones son obviamente prejuiciadas, talvés tuviste una mala experiencia con EMDR, psicoanális, gestalt? Yo por ejemplo odio las matemáticas pero creo que si son válidas.

  12. Hola!

    Pues a juzgar por tu resumen, veo que no la has entendido. Y me parece también que no has revisado los enlaces que te he sugerido, que coinciden con mi postura y expresan el consenso de los investigadores ante la situación actual de EMDR.

    Para repetirla: se ha demostrado la eficacia de EMDR en estrés postraumático. Las aplicaciones a otros trastornos son todavía controversiales y discutidas, por lo que usarlas para promocionarlo es como mínimo exagerado (y en ocasiones engañoso).

    Claro que hay metanálisis en la literatura, pero básicamente de estrés postraumático. Los experimentos o clinical trials aislados también son evidencia científica, sin duda, pero no decisiva ni concluyente. (No “suficiente”, palabra no muy apropiada para entender la investigación científica).

    Hay, desde luego, cursos de todo en muchas universidades del mundo; cosa obvia, habiendo tantas. Sin embargo, en términos generales, la gestalt, el psicoanálisis, EMDR, etc., tienden a enseñarse por fuera de las universidades. El caso del psicoanálisis es especial: ha dejado de enseñarse en los departamentos de psicoterapia, psicología clínica, personalidad y salud mental, para empezar a impartirse en los de teoría literaria, antropología, estudios culturales, etc. Esto refleja, una vez más, el estado de la situación.

    Si relees mi texto verás que digo que “la mayor parte de las ofertas formativas se dan por fuera de las universidades”. Por ende, que encuentres “algunos” cursos de EMDR o psicoanálisis en Argentina y otras partes no invalida esta apreciación (que, además, no es sólo mía: fue ya mencionada por Fonagy en su revisión de la eficacia del psicoanálisis, que te recomiendo leer también).

    Como no has comprendido mi postura, me parece que intentas traducirla a un odio derivado de “una mala experiencia”. No es un asunto personal ni nace únicamente de mi experiencia (aunque coincide con mucho de ella). Es cosa de valorar la evidencia de manera ecuánime en vez de saltar a la defensa de una práctica controversial y minoritaria pero con muy buen marketing.

    Me parece que, para evitar más malentendidos, podrías revisar un buen manual de investigación en psicoterapia, como el de Fonagy, o los textos de Beutler.

    Finalmente, si odias las matemáticas, eso explica un poco tu aparente reticencia a interesarte a fondo por la investigación científica. ¿Será que tuviste una mala experiencia con las mates, algún trauma? En ese caso ¡puedes curarlo con EMDR! 😉

    Un saludo,

  13. A propósito, recomiendo también este video en el que el médico británico Ben Goldacre explica el efecto placebo.

    Goldacre resume la investigación sobre este fascinante fenómeno y apunta un detalle interesante y contraintuitivo: cuanto más “serio” parece el tratamiento, más eficaz es (aunque carezca de principio activo). La úlcera gástrica se cura más rápidamente cuando se dan a los pacientes cuatro pastillas de azúcar que cuando se les dan sólo dos; el dolor se reduce más cuando se les inyecta solución salina que cuando se les dan meras pastillas de azúcar. Como dice Goldacre: “una inyección se siente como un tratamiento más dramático y serio, y por eso la gente experimenta más alivio cuando recibe una inyección placebo que una píldora placebo”.

    Así, los placebos más vistosos, dolorosos y engorrosos, los que aparentan más “seriedad” o “eficacia”, son también los más potentes!
    Lo cual mueve a reflexionar sobre las “power therapies” que, como EMDR, juntan una teoría controversial y poco aceptada entre los investigadores con una práctica eficaz y llamativa y una formación bien publicitada…

  14. Jorge says:

    Parece que al Sr. Estaban se le deben estar llendo los pacientes por el Edmr, jajaja. Si a la gente le funciona pues excelente, ademas, si usted no ha hecho pruebas, no lo ha hecho un estudio a fondo y no tiene ninguna experiencia con este tema como paciente o psicoterapeuta, le recomiendo, cierre el pico. Gracias ^^

    • Hola
      Comparto su preocupación por hacer llegar a las personas necesitadas el alivio o la ayuda que les hace falta. De hecho, es de ella que nace este texto.
      Ahora bien: le sugiero leerlo todo antes de hacer una crítica. Verá entonces que la misma se equivoca repetidas veces. Por ejemplo, sí que he tenido experiencia con EMDR. Pero eso tampoco importa, ya que en la ciencia no basta con “si a la gente le funciona excelente”. A lo largo de la historia a la gente “le han funcionado” cosas tan absurdas como el grito primal, el mesmerismo, la frenología, el rebirthing y demás. Porque, según y cómo, a la gente “le funciona” prácticamente todo, en la medida en que desencadena un efecto placebo. De ahí que la ciencia no se base en la experiencia individual e irrepetible sino en la investigación sistemática, organizada y replicable.

      El argumento de “si no lo ha probado no puede opinar”, tan querido de los pseudocientíficos (y de ciertas variantes del psicoanálisis), es completamente erróneo. Desde luego que puedo opinar sobre algo sin haberlo probado: de eso mismo se trata la ciencia. ¿O es que usted cree que los cancerólogos se toman todas las pastillas que recetan “para probar si funcionan”? La “experiencia” en la que se basa el método científico no es la experiencia individual de cada uno -y mucho menos la del investigador.

      Asimismo, estoy seguro de que ud. nunca ha hecho investigación empírica sobre la eficacia del ácido acetilsalicílico. Pero eso no obsta para que cuando le duela la cabeza se tome una aspirina, ¿verdad? Porque otros, cuyo trabajo es precisamente someter a comprobación empírica la eficacia de los medicamentos, han demostrado que la aspirina reduce el dolor de cabeza (entre otras cosas) mejor que el placebo. Y porque así se construye la ciencia: mediante la colaboración de muchos y el conocimiento distribuido.
      Sin embargo, este es un error natural que se debe a que la formación de los psicólogos y disciplinas afines los convierte en tecnólogos, no en científicos: en personas que aplican técnicas, no que las analizan, cuestionan y perfeccionan. Quien desconoce la forma en que funciona la ciencia tampoco entiende un argumento basado en ella.

      Ahora, me llama la atención lo virulento de su comentario. Cosa que, según he notado, caracteriza a los ardientes defensores de EMDR (no así de otras técnicas, que eso es lo que es). Parece que les tocara uno la fibra sensible al atreverse a cuestionar la eficacia universal de su técnica, su “vanguardismo” o su potencia. Tan así que lo mandan a uno a callar: no sólo usted sino, como podrá constatar, uno de los principales exponentes (y publicistas) de EMDR en Ecuador. Olvidando que tanto ustedes como yo tenemos todo el derecho de opinar cuanto nos venga en gana. ¡Qué fácil es ponerse autoritario cuando se pone el dedo en la llaga! Al decir “cierre el pico” se ha retratado usted mismo mucho mejor de lo que yo podría hacerlo.

      Finalmente, le sugiero que lea las normas de discusión que rigen en este blog para posibles futuros comentarios.
      Un saludo,

  15. Ismael Otero Campos says:

    Hola Esteban,
    Este comentario ciertamente llega bastante tiempo después de la última entrada. Aún así quiero felicitarte por el rigor y seriedad en tu argumentación. La única forma de avanzar en el conocimiento es discutir con actitud científica y no caer en falacias y descalificaciones. Bravo!

  16. Nahuel says:

    Hola

    En primero en principal quiero decirle no soy psicólogo,ni lo estudiaría pero veo que usted a pesar de serlo en algunas de sus respuestas a las humildes opiniones de algunas personas responde, a pesar de su dogmatismo lo cual no esta mal con mucha ironía. Es muy valeroso y apreciable si una persona se ha sentido mejor con algunas sesiones de emdr,y lo mas importante movilizado y resuelto problemas aunque para el metodo científico sea despreciable e insufiente hay muchas cosas que no pueden comprobarse con tal método y son efectivas tal vez los milagros, Dios, quién sabe,aunque este blog se perfile como estrictamente científico.En cambio hay fármacos que si tienen un riguroso estudio y método científico como la quimioterapia y son el mayor negocio de los gerentes de los laboratorios farmaceuticos y un completo fracaso en algunos casos, esto lo digo porque he leído de una de esas gerentes que se arrepintió de promover fármacos a culaquier coste.Vaya el ejemplo aunque no venga al caso. En fin el método cietífico no tiene la última palabra,y aunque no le importe soy solo un paciente que hace 8 años que hago terapia cognitivo conductual y fue un absoluto fracaso con 5 terapeutas diferentes y con mi mejor esfuerzo y medicación.
    En cambio con emdr me ha movilizado cosas que con el otro método jamás he conseguido,se que va a rebotar todo lo que digo cun su conocimiento y su irónica sutilidad igual gracias por el aporte pero permítame una opinión no exponga la miseria humana siendo tan ¡¡sutílmente irónico! en todo caso podria hacer una de sus brillantes preguntas a la propia Shappiro.

    Cordiales saludos.

    • Saludos. Me alegro de que le haya servido EMDR; sin embargo, ese no es el tema en discusión aquí. Casi todo “sirve”: la pregunta es cómo, por qué y en qué medida.
      De otro lado, veo que al igual que mucha gente usted confunde el método científico con la industria farmacéutica. Son dos cosas sumamente diferentes: en la realidad la industria farmacéutica invierte mucho más en publicidad que en investigación y el grueso de los avances más importantes provienen de universidades con fondos públicos. Así que se ha de criticar a la industria farmacéutica no por ser demasiado científica sino por serlo muy poco, en aras del beneficio económico.
      Sobre la miseria humana, creo que en vez de ignorarla hay que ponerla en evidencia cada vez que se pueda. Hay que verla de frente, tal cual es: sólo así podemos exorcizarla, en los otros y en nosotros mismos. La verdad, por dura que sea, es siempre más saludable que la mentira, por dulce que sea.
      Que esté bien,

  17. Txuri says:

    hace dos años de la ultima entrada pero me animo a escribir. Tengo disociación traumatica desde los 5 años y durante mas de 25 años mi cabeza ha ido metiendo vivencias traumaticas en un cajón desastre y no han sido pocas. Podria decir que han sido vivencias objetivamente brutales y que no fui capaz de integrarlas por diferentes motivos hasta hoy en dia.

    Respecto al metodo cientifico tiene toda la razón, es inneegable y comparto la critica al marketing que se hace del emdr ya que es evidente el interes por vender sus logros.

    Me gustaria darle una de cal al comentarle tambien que en muchas ocasiones un tratamiento sujeto al metodo empirico, acompañado de otro tratamiento sujeto al metodo empirico, un placebo y un buen terapeuta pueden ser mucho mas utiles a la hora de lograr un resultado optimo que uno de esos tratamientos sujetos al metodo empirico por si solos y mas en el ambito de la psicologia. Como bien dice el efecto de los placebos es brutal y todavia se estudia de forma satisfactoria la gran influencia de este en los casos de depresión.

    En mi caso en año y medio de terapia he recordado e integrado recuerdos cuya suma total de tiempo podrian suponer varios años totalmente olvidados, es decir, son tantos los recuerdos olvidados durante tantos años que me parece increible poder acceder a ellos a dia de hoy sin que mi mente se rompa.

    He sentido la magia de ver llegar los recuerdos a mi mente durante año y medio, ha sido un esfuerzo titanico y se que la terapia con emdr con pluma o sin ella me ha ayudado a recordar y a integrar por lo que estoy realmente satisfecho y agradecido.

    un cordial saludo

  18. ana says:

    Buenas noches
    Dire que he echo terapia congnitivo conductual.y fue duro pero funciono hasta que mi psiquiatra me hablo de que tenia trastorno disociativo y me podria vwnir bien emdr.empece con ella que tiene formacion e incluso ella imparte cursos
    Y no acabo de ver resultados
    Esos golpecitos. Movimiento de ojos no acaban de covencerme eso que ella se esfuerza pero es como si de repente todo del emdr fuera bueno y yo conozcp a mas pacuentes que no les funciona con esto no quiero faltar a nadie ni ofender solo quiero contar mu experienxia
    Un salydo

  19. Wow! que interesante sitio y artículo. Sin duda que aquí podremos ponernos al tanto y al día del EMDR y sus aplicaciones a la psicoterapia, no solo por la detallada y densa información de este artículo, sino gracias a los comentarios y dudas que plantean las personas en este foro. Sin duda regresaremos continuamente a nutrirnos de este interesante sitio.
    Gracias por compartir.

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