¿Cómo es el “paciente en Ecuador”?

Quienes hacemos psicoterapia en Ecuador tendemos a encontrarnos una y otra vez con el mismo fenómeno: la profunda dificultad de muchas personas a la hora de explicar sus malestares y emociones. A juzgar por los comentarios compartidos con varios colegas, las conversaciones terapéuticas suelen estancarse en el mismo punto:

T: Bueno, y ¿cómo te sientes?
C: Mal…
T: [siencio] Ajá… Mal, ¿de qué manera?
C: ¡Mal pues! ¡Mal! ¿Qué no sabe lo que es “mal”?

“¡Mal pues!” No “triste”, “molesto”, “rencoroso”, “inquieto”, “culpable”, “dolido”, “angustiado”, “afligido”… ¡Sencillamente “mal”! Y pasar del “mal” a cualquier expresión más específica suele tardar mucho y costar tiempo, paciencia y recursos.

Si es así, ¿de qué se trata? ¿Alexitimia? ¿Desconfianza? ¿Un lenguaje carente de expresiones emocionales suficientemente diferenciadas?

Podría ser.

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Yo, sin embargo, me inclino por otra hipótesis: déficit metacognitivo sostenido por formas de socialización premodernas que conviven sincréticamente con las prácticas ultramodernas de las urbes contemporáneas. Sigo la línea propuesta por el psicoanalista Allan Castelnuovo (desgraciadamente olvidado en nuestro país ¡por los que fueron sus alumnos!) hace ya veinte años, relacionándola con los hallazgos de la escuela italiana de terapia cognitiva.

Ayer he dictado una conferencia sobre este tema en el Congreso Ecuatoriano de Estudiantes de Psicología, CEEPSI.

Espero publicar estas reflexiones en un futuro no muy lejano. Entretanto, la presentación que he usado en la conferencia está disponible aquí.

3 thoughts on “¿Cómo es el “paciente en Ecuador”?

  1. maria ines iturralde says:

    Su permanente vinculo y reflexión sobre la “identidad” ecuatoriana es de gran importancia Su trabajo nos abre a sus lectores espacios fértiles para la discusión.

    Ha considerado Usted traducir su pagína web al ingles para que un publico mas amplio acceda a la temática que Usted aborda?
    Le dejo como inquietud!

  2. Gracias doctor por sus investigaciones.Algunas personas contestan mal cuando se les pregunta como te sientes, quiza es porque en su relacionamiento fueron invalidados esos sentimientos por sus padres, o sus familiares referentes.En sus ecuentros en terapia me imagino usted ayudará a descubrir lo que metacomunica y comunica ese “me siento mal” validando desde la historia esa experiencia dolorosa y darle un sentido de esperanza.

  3. Hola!
    Gracias por el comentario. Sí, puede que en algunos casos, la respuesta “mal” se deba a que la persona ha sido descalificada repetidas veces en su infancia. Entonces, cabe en efecto acoger la respuesta, reconocer la experiencia dolorosa y confirmar su legitimidad.
    Sin embargo, en esos casos, la persona tiene una cierta idea, a veces muy clara, de cómo se siente, y te la puede explicar cuando hace falta.
    Lo que propongo es que muchas personas carecen de esa idea y van a tientas por su propia vida mental. Puede sonar paradójico pero tiene todo el sentido del mundo, desde un punto de vista neuropsicológico (pues la información de los sentidos externos es mucho más diferenciada que la del estado interno del organismo). Por ende, debajo del “mal” hay un sencillo y literal “no lo sé”.
    En este caso, la teoría constructivista aconseja proceder a la exploración y diferenciación de la sensación. Métodos como el focusing, por ejemplo, son muy útiles a este respecto.
    Un saludo,

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